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Del Dakar al cielo

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De “una base de valores y la búsqueda del sentido de la vida” nació All1. Álex Llibre falleció en un accidente de moto en noviembre de 2017, pero diez días antes de aquel trágico momento dejó escrita una lista de 101 deseos entre los que aparecía el rally más duro del mundo. Desde cosas “mucho más cotidianas como poder llevar a la abuela a la montaña” según relata Carlos Llibre, su hermano gemelo, a AS, hasta “hacer el Dakar en moto” junto al número cinco de la lista. Del duelo nació la oportunidad y este proyecto “es un efecto aspiracionales de valores que va de cumplir sueños. Su chispa es Álex, pero cualquier persona que tenga una base de valores, de sueños e implicación y voluntad por sacar algo adelante, siempre será uno más de nosotros”.

En esta aventura dakariana (del 5 al 19 de enero) serán seis pilotos los que cumplan su sueño enrolados en el equipo All1 (siglas de Álex Llibre). Con su hermano Carlos a la cabeza, el resto de participantes que se pondrán al manillar de las motos catalanas Rieju y contarán con la ayuda de Pedregá, son desde amigos cercanos de Álex (como Xavier Pes, Pepe Martí o Fernando Conde), a otros que nada tenían que ver con el pilar fundamental de este proyecto (Javi Amat o Josep Pedró). Pero saldrán todos a una con un equipo de seis amateurs que resulta insólito en un Dakar que, en los últimos años, ha reducido considerablemente las inscripciones en la categoría de motos.

A pesar de las facilidades que ha puesto la organización para poder cumplir este sueño, el camino no ha sido fácil. Sobre todo por una etapa 4 en Marruecos que lo puso todo patas arriba para Carlos: “Un peligro después del refueling me deconcentró. Iba descentrado y me encontré con un escalón que me escupió a unos 70 km/h. Me caí y me rompí la clavícula. Fue muy duro porque después de todo el esfuerzo… Pero en ese momento me quedé mirando al cielo y casi maldecía a mi hermano, sólo pensaba ‘Álex, por qué me haces esto después de todo lo que estamos sufriendo por sacar este proyecto’. Pero al final es uno de los aprendizajes que tiene este proceso de dos años para poder estar en el Dakar”. En ese momento entendieron que la meta no era Marruecos, sino un carrera para la que consiguió el billete de acceso con su placa de finisher en el Desafío Ruta 40.

El origen de los 101 deseos

“Todo empezó un lunes, que llegamos de trabajar a la una de la madrugada porque los dos trabajábamos de tarde. En la cama le dije ‘Álex, haz tu lista de 100 cosas que hacer en la vida porque yo ya he hecho la mía y así maquinamos los planes juntos’ (Carlos recuerda que compartían el 80% de los planes). Como era la una de la mañana, la confianza de mi hermano gemelo me dijo ‘tío, vete a la mierda, no me marees que lo que quiero es dormir’ y ahí se quedó la conversación”, empieza relatando Carlos, sobre la propuesta que de forma inesperada encontró en el escritorio de su hermano.

“Diez días después de que Álex falleciera, yo fui a Madrid a deshacer su habitación. Me encontré en su escritorio la lista de las 101 cosas que hacer en la vida y el cabrón, como éramos competitivos, estoy seguro de que pensó ‘si Carlos ha hecho la lista de las 100, yo tengo que hacerla de 101′. Él escribió 23 sueños, de los cuales el primero era el Iron Man donde conseguimos ir 320 personas con el equipo históricamente más numeroso que jamás había competido a nivel mundial en una prueba de este tipo”, sigue relatando, sobre uno de los deseos que ya está tachado de una lista en la que próximamente también podrá tacharse un Dakar donde han encontrado “una humanidad y un espíritu donde no hay persona que nos haya abrazado desde el minuto uno”.

Son muchos los nombres en general, pero también algunos en particular, de los que se acuerda Carlos: “Lorenzo Santolino nos enseñó a navegar y luego, es un tipo que tiene una calidad humana tan brutal que hemos entablado relación. Laia Sanz nos abrió las puertas de su casa, Carlos Sainz nos mandó un vídeo de apoyo y otros como Cristina Gutiérrez o Javi Vega estuvieron apoyándonos en el estreno del documental”. Pero en definitiva “cualquier tipo de piloto sin distinguir camiones, coches o motos”, les han demostrado que el Dakar tiene esos valores que han llevado a All1 hasta el desierto para tachar el número cinco de una lista donde “hemos tenido que hacer muchas cosas que nunca hemos hecho, para conseguir algo que nunca hemos tenido”. Una participación en la carrera más dura del mundo.

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