Fabio Quartararo, Marc Marquez y Jorge Martin, durante la clasificación.
“Lo intentaremos en cada carrera”, sonreía Mack, cuando le preguntaban sobre la oportunidad de inscribir su nombre en la historia. “Está siendo un fin de semana bueno, estoy muy contento por el trabajo del equipo. Aquí me estoy reencontrando”, señalaba. El secreto de este resurgir de Viñales es mirar hacia el futuro con varios guiños al pasado. Lleva una especificación antigua de la máquina de Noale, después de rechazar la versión de 2024 que sí lleva su compañero Aleix Espargaró, y el reencuentro con su primer técnico en la categoría reina, en 2015, le ha permitido recuperar la confianza plena dentro de su garaje. Con Manu Cazeaux, en 2016, ganó por vez primera en MotoGP y estableció una relación de esas que trasciende las pistas: “Confío ciegamente en él, entiende mi potencial natural y puedo trabajar sin hablar tanto, solo esforzándome en dar gas a fondo”.
Massimo Rivola, máximo responsable del proyecto italiano, era el primero en abrazarle en medio del éxtasis de todos los miembros de la fábrica en Portimao. “Quiero agradecer a Aprilia y a los de casa, que saben lo que sufro y trabajo, y lo poco que como para estar en este peso”, añadía el catalán. Cada kilo rebajado mejora el control de desgaste de los neumáticos y la tracción en aceleración, y tanto él como Espargaró han apretado este invierno para estar en el límite de lo humano.
Márquez ya es la mejor Ducati
“Me lo he pasado muy bien con Marc, me he divertido. Me ha gustado, ha sido una batalla psicológica, primero con Pecco y luego con los de detrás, y me he sentido muy fuerte”, constató el ganador. Octavo en parrilla tras sufrir su segunda caída con la Ducati en su primer intento de vuelta rápida, Márquez fue el otro gran protagonista de la carrera. El ocho veces campeón del mundo, indudablemente mucho más cómodo sobre su nueva moto y afilando de nuevo el cuchillo, remontó cuatro posiciones tras la salida y no se cortó luego para arrancarle las pegatinas a Viñales. En la segunda vuelta, era tercero tras superar sin miramientos al de Aprilia para encaramarse al podio.
Por detrás caían Rins, Binder y Di Giannantonio, y poco después una colada de Márquez en la quinta vuelta permitió a Viñales recuperar la posición preferente e iniciar su persecución sobre el defensor del título, ya escapado. Cuando el número uno cayó, lo tuvo más claro que nunca: “Este es mi momento, aprieta, aprieta”. Martín, subcampeón el año pasado, también dijo la suya y en el ecuador de la carrera le dio un hachazo al 93, retándole a otro cara a cara entre Ducatis. Rio el último Marc, en la última vuelta, con otra pasada al límite, besando a su rival en la maniobra. En su undécimo día a lomos de una Ducati satélite, el de Cervera logró terminar como el mejor piloto de la fábrica de Bolonia.
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