Jorge Prado, con la GasGas en Anaheim.
Aunque MXGP y SX beben de la misma fuente como disciplinas de motocross, sus carreras son tan distintas que requieren de una preparación y una técnica específicas. Mientras el certamen mundial se corre al aire libre, en circuitos que aprovechan la orografía del terreno, más anchos y con rectas; el estadounidense se dibuja en pabellones cerrados o estadios abiertos con líneas más sinuosas que hacen que sus carreras sean más cortas, intensas y técnicas. “Es una nueva versión del motocross”, como definen los americanos su competición.
Así, pese a toda la experiencia que Prado acumula en el motocross tradicional, sabe bien que partirá en desventaja como le recuerda un dorsal en el que cambia su 1 de campeón por el 111. Además, su formato de competición también es muy exigente con todo el fin de semana comprimido en un día. La clase principal de 450cc que disputa el lucense, empieza con unos libres en los que 40 pilotos pasan a la clasificación. De ahí, tras dos mangas y otra de ´última oportunidad’, salen los 22 que compiten en el ‘Main Event’ en el que se corona al ganador del evento.
Cambio de rivales
Prado está acostumbrado a tener una competencia feroz en MXGP con nombres tan fuertes como los de Herlings, Febvre, Gajser, Seewer o su compatriota Rubén Fernández, pero ahora deberá enfrentarse a otros que son los que dominan una disciplina nueva para él. De primeras, se pueden apuntar estos cuatro: Chase Sexton, actual campeón de SX; Eli Tomac, subcampeón (y bicampeón); Cooper Webb (también con dos títulos) y Ken Roczcen, que empataron en el tercer puesto. Con 23 años recién cumplidos (el día 5), el español empieza una gira que puede decidir su futuro.
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