El Bentley que ves, un Continental S2 Drophead Coupe, fue uno de los coches más caros del mundo a principios de la década de los 60. Se lanzó en una época en la que Bentley y Rolls-Royce producían coches casi idénticos, con la simple excepción de la forma del radiador, la estatuilla que aparecía sobre ella y las insignias de la marca. Y el precio de ambas era casi idéntico: 9.632 euros al cambio en aquella época, lo que significaba que costaba más que un Ferrari 250 GT y un Jaguar Mk2 3.8 juntos.
H&H Classics.
Sus clientes eran no solo millonarios apasionados del automóvil, sino también clientes afamados para un coche del que solo se construyeron 60 unidades con volante a la derecha. Y quien lo encargó nuevo fue el actor británico Peter Sellers, considerado como uno de los mejores cómicos británicos.
Compraba y vendía a menudo
De hecho, le gustaban tanto que de forma habitual estaba comprando y vendiendo para disfrutar de todos los que podía. Así lo explicó un día el actor Spike Milligan, con quien compartió reparto en The Goon Show, cuando dijo que Sellers cambiaba tanto de coche que los automóviles eran para él una especie de “ropa interior metálica”.
El actor Peter Sellers, junto a un Mini.Instagram.
Adaptaciones a su gusto
En este tiempo le confió el mantenimiento a Jack Barclay Ltd, al que también le solicitó alguna transformación sencilla pero muy a su gusto: primero, que actualizara su estética asemejándola al del modelo rediseñado con posterioridad, y en cuyo frente había ya cuatro faros en lugar de dos. Y segundo, más sencillo, que el parasol tuviera un brazo más largo para permitir un movimiento más completo.
H&H Classics.
El dueño no importa tanto
Pero, ¿hasta qué punto puede valorarse el hecho de que su propietario haya sido Peter Sellers para elevar su precio? Según los cálculos no demasiado, lo que no quita que el coche valga una ‘pequeña fortuna’ por sí mismo.
H&H Classics.
Pese a que “aún no ha sido sometido a una restauración a fondo y conserva gran parte de su originalidad, incluida la tapicería original, y aunque necesita ahora una nueva puesta a punto o una restauración”, se calcula que algún pujador se lo llevará por entre 140.000 y 175.000 euros. Es su tarifa de mercado con independencia de quien haya sido su dueño; ni más ni menos. No es un ‘precio de risa’, y tampoco lo será una restauración que puede superar los 100.000 euros para alcanzar el grado de exquisitez que se ‘exige’ en un coche como este.
Para que su nuevo propietario se ‘olvide’ de estas cifras, el coche incluye una foto de Peter Sellers firmada como Inspector Clouseau, un póster original de la película, un LP de vinilo de los Gons y más de dos docenas de recortes de prensa en los que se habla de distintos papeles representados por Peter Sellers.