Jungo es el primer vehículo en utilizar el motor eléctrico más pequeño del mundo.
Os presentamos los motores eléctricos de cubo de Schaeffler. Este propulsor, en lugar de situarse en el centro del vehículo o en los ejes motrices, se sitúa en la rueda, creando así un diseño más maniobrable, ágil y que ahorra espacio. No solo integra el estator y el rotor, sino también la transmisión y un freno por fricción. Se ubica alrededor del cojinete de la rueda en el interior de la llanta.
Tiene otras bondades como su eficacia gracias a la eliminación de las pérdidas por fricción y la transmisión de potencia mecánica, que se reducen al mínimo al integrar el motor y la caja de cambios en la llanta de la rueda. Esto permite una relación potencia-peso mejorada, lo que significa que los vehículos pueden tener un rendimiento más alto con una menor cantidad de energía consumida.
Lo que no es tan pequeño es el inconveniente que tiene. Sus prestaciones son más bien limitadas, ya que el sistema está diseñado para una llanta de 14 pulgadas. Además, si nos ceñimos a su rendimiento, vemos que varía entre 7 y 26 kW nominales, pero que puede alcanzar un pico de 60 kW.
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Asimismo, cada motor eléctrico de cubo, al contar con su propia caja de cambios, el par generado se transmite directamente a cada rueda.
Jungo, empresa alemana de desarrollo y tecnología, ha sido de las primeras en apostar por este motor, que irá instalado en un vehículo multifuncional dedicado al barrido de calles comerciales. A la espera de una mejora de eficiencia para poder instalarlo en coches en un futuro no muy lejano, ese mercado puede ser válido para ese tipo de vehículos.