Uno de los primeros 'crossover', mezclaba rasgos de coupé y todoterreno.
En el Salón del Automóvil de Detroit (NAIAS) del año 1998, Jeep desveló un interesante prototipo con nombre en clave ‘Project Grizzly’, que finalmente bautizó como Jeep Jeepster, tomando una denominación tradicional de la marca, que a finales de los años 40 había dado nombre a un curioso Willys descapotable.
Galería: Jeep Jeepster Concept (1998)
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Hablamos de un deportivo con motor V8 pero de altura elevada y con cierto parecido al Wrangler, que según las palabras de la marca en la época, era el vehículo ‘lifestyle’ definitivo, con las aptitudes todoterreno suficientes como para enfrentarse a la famosa ruta todoterreno Rubicon Trail.
Bajo el capó escondía un gran 4,7 litros V8 ‘Powertech’ que había debutado ya en el Grand Cherokee, con una potencia de 238 CV y un par motor máximo de 400 Nm, y combinado con una transmisión automática de cuatro velocidades.
Por supuesto, no faltaba el sistema de tracción total permanente Quadra-Trac II con caja reductora, que por entonces era novedad en la marca y permitía que la fuerza del motor llegara solamente a las ruedas traseras en condiciones normales de conducción, o bien que se repartiera entre ambos ejes en caso de detectarse una falta de adherencia.
Este Jeepster contaba con suspensión independiente en ambos ejes que, además, era ajustable, ya que permitía subir o bajar la carrocería casi 9 centímetros, en función de si se circulaba en carretera o fuera de ella. En su configuración de asfalto, la altura libre al suelo era de 14,6 centímetros, mientras que en modo off-road llegaba a 22,9 centímetros.
En lo que a estética se refiere, el modelo lucía una pintura ‘Intense Red’ para la carrocería, con zonas de plástico negro, los característicos faros redondos de la época (con pilotos también redondos) o la clásica parrilla Jeep de siete ranuras verticales. Las enormes llantas de aluminio, de 19 pulgadas y en diseño de cinco radios, montaban neumáticos Goodyear Extended Mobility Tires, que no eran ideales pero se defendían en conducción todoterreno.
Por último, el interior del Jeepster de 1998 contaba con un panel de instrumentos que parecía sacado del mundo de la aviación, con un montón de relojes en el salpicadero y la consola. Algunos elementos de diseño llegaron a la producción en el Dodge Viper SRT-10 del año 2003, en el que también trabajó Ralph Gilles, el diseñador responsable del interior del concept y posteriormente jefe de diseño de FCA.
