Para que un SUV eléctrico apto para el uso diario pese sólo una tonelada, hay que replantearse muchas cosas. En el prototipo Oli al que hoy nos subimos, Citroën utiliza cartón en lugar de acero para la carrocería.
- Es una especie de pequeño Hummer fabricado con un kit de Lego
- Silencioso y ágil, con asientos impresos en 3D
- Poco equipamiento e interior naranja chillón
- El Oli es un pequeño SUV desarrollado con la base del Citroën ë-C4
- Plataforma de cartón y 400 km de autonomía
- Si llega a producción tendría que costar 25.000 €
Suerte: brilla el sol. No nos habrían dejado conducir el Citroën Oli bajo la lluvia. Por eso, ante esta prohibición, cabe preguntarse con un guiño si el estudio eléctrico es de cartón. No se trata de una broma, sino de una pregunta seria. Porque el capó, el techo y la cubierta trasera están hechos realmente de una especie de cartón. Y no es la única característica especial de este modelo en particular.
Con el fantástico tiempo que hace hoy en día, Citroën no tiene reparos en que nos adentremos en la vorágine urbana con este “one-off” impagable. Está muy bien celebrar aquí por un momento esta confianza: los prototipos sólo suelen rodar por el campo de enfoque automático de las cámaras a paso de hombre detrás de los pabellones de exposición y nunca se les permite escapar a la mirada de los guardias de seguridad. La petición de un paseo por la vía pública provoca inquietud entre los responsables. No en Citroën.
Citroën Oli: probamos el nuevo prototipo SUV
Es una especie de pequeño Hummer fabricado con un kit de Lego
Los modelos como el Oli siempre se muestran en un entorno hipster para añadir un poco de actitud de cera de barba al producto, por así decirlo. Pero el Citroën no lo necesita: el borde de cuatro puertas crea más expectación que, por ejemplo, Fernando Alonso con su Aston Martin F1. Es una curiosidad, una especie de Hummer encogido del kit de construcción de Lego, acentuado con colores de neón y tallado en lo sólido. O eso es lo que parece al principio.
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Silencioso y ágil, con asientos impresos en 3D
Comenzamos nuestra ronda tras pulsar el botón de arranque. Rápidamente nos damos cuenta de lo silencioso y ágil que es el cuatro plazas al circular entre el tráfico. Se conduce con normalidad en un sentido positivo, aunque de forma más bien pausada para un coche eléctrico: no da patadas en la cabeza al arrancar.
Citroën Oli: conducimos el nuevo prototipo.
Los asientos de plástico ultraligero y flexible parecen realmente extraños. Son menos incómodas de lo que cabría esperar y proceden de la impresora 3D; su construcción en forma de malla contribuye a la sensación de espacio aireado. Las sillas de oficina disfrazadas sólo se pueden desplazar en longitud, pero encontramos en ellas una posición de asiento decididamente erguida y sorprendentemente ergonómica.
Poco equipamiento e interior naranja chillón
En su exuberancia chillona, el interior naranja chillón hace la boca agua, y la conducción es correspondientemente alegre. Es posible que nuestra iluminación ambiental penetre incluso en el exterior, al menos nos quedamos embobados, admirados, escrutados en el tráfico de la tarde. Especialmente el empinado parabrisas es un verdadero imán de curiosidades. En general, el Oli destaca incluso entre el paisaje de las calles más cool de Alemania, los cañones de rascacielos del distrito bancario, como un extraño generado por ordenador.
Citroën Oli: así es su interior.
El Oli es un pequeño SUV desarrollado con la base del Citroën ë-C4
Paseamos hasta el Westhafen de Fráncfort, el compacto estudio que fluye sin complicaciones por el barrio. En la euforia del momento, se pensó que estaba listo para la producción en serie, pero esto se revisó más tarde, por supuesto, porque el proyecto es simplemente demasiado atrevido en su extravagancia.
La plataforma, el C4 eléctrico, lo convierte en un sueño realista. Pero prácticamente no queda nada visible de él en Oli. Como mucho, las dimensiones de las esquinas son medianamente las mismas: 4,20 metros de largo, 1,65 metros de alto y 1,9 metros de ancho. Hay espacio para cuatro adultos, además de una zona de carga similar a la de una camioneta. Y se supone que todo el conjunto pesa sólo 1.000 kilogramos sobre las cuatro gruesas ruedas de 20 pulgadas, para cuyos neumáticos especiales Goodyear promete una vida útil de medio millón de kilómetros con recauchutado y once milímetros de profundidad de dibujo.
Citroën Oli: probamos el nuevo SUV conceptual.
Plataforma de cartón y 400 km de autonomía
Con el Oli, Citroën intenta un círculo angelical, es decir, lo contrario del famoso círculo vicioso en el que todos los SUV eléctricos se convierten prácticamente de forma inevitable en ballenatos a causa de las gruesas baterías. Más de 40 kWh de capacidad de batería es imposible con el enfoque de Engel. Lo que, con un objetivo de autonomía de 400 kilómetros, implica que sólo se permitiría un consumo medio máximo de 10 kWh cada 100 kilómetros.
Para mayor seguridad, la velocidad máxima se limita a 110 kilómetros por hora. Para cargar del 20% al 80% en una estación de carga rápida, los responsables esperan unos 23 minutos. Si hace buen tiempo, puedes pasar el tiempo de espera en tu propia zona de carga. Para ello, se pliega el asiento trasero en el chasis, se abate la luneta trasera, se pliegan los reposacabezas traseros en el techo interior y se obtiene una camioneta biplaza con plataforma plana. Como ya se ha dicho, la plataforma es de cartón.
Por supuesto, aquí no hay que imaginarse el cartón en estado puro. La base es cartón reciclado en forma de panal, que el gigante químico BASF, socio de desarrollo de Citroën, refuerza con fibra de vidrio y resina y cubre con Elastocoat, una capa protectora similar al plástico. Esto hace que el cartón no sólo sea resistente a la intemperie, sino también tan estable que se puede caminar por la zona de carga, el techo y el capó delantero. Ahorro de peso en comparación con el acero: alrededor del 50%.
Citroën Oli: probamos el nuevo prototipo eléctrico.
Si llega a producción tendría que costar 25.000 €
Hablando de ahorro: los fabricantes de este vehículo familiar y de uso diario no quieren que cueste más de 25.000 euros. Este objetivo se mantendrá, aunque está claro que el Oli tal como lo conducimos aquí, sin airbags ni elevalunas, no tendría ninguna posibilidad de ser homologado para circular por carretera. Como casi ningún estudio espectacular, véase el Millechili de Ferrari, que nunca llegó a realizarse, o el Sesto-Elemento, que también pesaba 1.000 kilos y que Lamborghini sólo fabricó en pequeñas series para conducir en circuito-.
Sin embargo, hay una marca en la que, a la vista de su audaz historial de vehículos, al menos se podría confiar para construir un e-extremista de estas características: Citroën.
