Dentro de la gama Audi A1 hay tres motorizaciones, las tres de gasolina. La intermedia es la más demandada y la hemos puesto a prueba.
Si alguien busca un modelo urbano y el precio no es problema, el Audi A1 es siempre una de las mejores opciones que puede haber, si no la mejor. No es un automóvil precisamente barato, pero destaca frente a la competencia por calidad de materiales. También tiene una fantástica presencia, es aceptablemente espacioso y, sobre todo, va genial.
Estamos ante la segunda generación del modelo, la cual data de 2019. En todo este tiempo ha dispuesto de diferentes motorizaciones, si bien en la actualidad su gama se reduce a tres. Por un lado, tenemos las versiones 25 TFSI y 30 TFSI, que comparten el mismo motor 1.0 TFSI de tres cilindros con 95 ó 110 CV.
Por otro, el A1 35 TFSI equipa un bloque 1.5 TFSI de 150 CV. Hasta hace poco había un A1 40 TFSI de 207 CV que nos encantó conducir, pero la marca alemana ha decidido retirarlo. Aquí no hay electrificación de ningún tipo, de modo que todos los A1 llevan la etiqueta C.
En el caso de la versión 30 TFSI, que es la que nos ocupa hoy, sí que se puede elegir entre cambio manual o automático. Y, en este caso, tenemos el segundo, que por cierto es de doble embrague y siete velocidades.
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Doy por hecho que si te compras este coche muy probablemente prescindas de la mitad del equipamiento opcional que lleva esta unidad. Vamos, por apetecible que sea, es lo que yo haría. De modo que obviemos ese asunto y centrémonos en cómo va.
Comencemos por el interior. Sabía a lo que venía, de modo que no me sorprende. Creo que estamos ante el mejor habitáculo de vehículo urbano que hay en el mercado, y eso que por amplitud cumple, pero en absoluto destaca frente a la media. Y su maletero de 335 litros es simplemente correcto.
Sin embargo, su calidad de materiales, su repensada ergonomía y lo amigable de su postura de conducción rematan un interior ‘de diez’. Las calidades son sobresalientes, hay un módulo independiente para el climatizador que no es táctil y la pantalla central es sensacional por facilidad de manejo y resolución.
En marcha, los 110 CV no son muchos pero cunden más que de sobra. Tiene suficiente fuerza a bajo régimen para en ciudad mantener las vueltas bajas sin que eso te suponga quedarte sin ‘chicha’. Y, en carretera, te diría que anda un poco por encima de lo esperado.
Muestra una entrega de potencia progresiva y sin caídas, mientras que la caja S Tronic se acopla fenomenal al funcionamiento del motor. Rara vez recurrirás a las levas (pequeñas y plasticosas, eso sí) porque rara vez no estarás en la marcha que tú elegirías. Y eso que esta unidad no tiene modos de conducción, pero tampoco los necesita.
La dirección ofrece buena precisión de guiado y la suspensión convenientemente ponderada para todo uso. Es uno de esos urbanos que agrada conducir. Y luego está el asunto del consumo, que puedes mantener en unos 6,7 L/100 km en uso normal. Y lo bueno es que si vas ‘ligerito’ no sube dramáticamente más.
Entonces, ¿interesa su compra? De nuevo, obvia el precio y estaremos ante un superurbano de todo uso. Ya lo quisiera yo para mí día a día y para algo más. Vale para todo, está fantásticamente hecho y es entretenido de conducir. Ahora bien, hay que reconocer que, por lo que cuesta, incluso podrías dar el salto al segmento de los compactos y comprarte interesantes cosas…
