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“Enzo Ferrari: Il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

“Enzo Ferrari: il rosso e il nero”  fue la ganadora de la 13º edición del BCN Sports Film Festival celebrada en el “Museu Olímpic i de l’Esport Joan Antoni Samaranch” de la capital catalana, y David Escudé, presidente de la Fundación Barcelona Olímpica y regidor de deportes del Ayuntamiento de Barcelona, fue el encargado de entregar el Ánfora Ciutat de Barcelona a la mejor película de la 13ª edición del BCN Sports Film, una producción italiana dirigida por Enrico Cerasuolo y producida por Massimo Arvat, que narra la leyenda de Ferrari.

El documental explica cómo el hombre de las famosas gafas oscuras dedicó su vida al amor por el automóvil, distinguido por el éxito y la tragedia, la luz y la oscuridad, y el rojo y el negro.
El documental recorre, entre éxitos y dramas, la carrera y la vida personal de uno de los italianos más famosos del mundo. Y detrás del hombre exitoso, que encarnó los mitos del siglo XX –velocidad, fe en la técnica y el éxito individual– emerge un personaje trágico inesperado que se dedicó por completo a la realización de sueños: «Cuando sueño con un automóvil, cuando empiezo una nueva construcción, evidentemente mi mente y todas mis energías se gastan en lograr este objetivo. Creo que esta ansiedad creativa es la única primavera que me mantiene viva. Los hombres mueren y las obras permanecen. Me casé con el auto, es mi ideal y nunca pensé en divorciarme».

Ferrari, un icono que todavía fascina a millones de aficionados en todo el mundo y el objeto de deseo que nunca pasa de moda, nació del sueño de un niño llamado Enzo, fascinado por la velocidad y los coches. El amor casi sensual por los coches le llevó primero a soñar y conducirlos, luego a construirlos.

“enzo ferrari: il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

¿Quién era realmente Enzo Ferrari, más allá de la leyenda?

Enzo nació el 18 de febrero de 1898 en el seno de una familia acomodada propietaria de una pequeña empresa donde se fabricaban piezas y estructuras de metal. Durante el transcurso de 1908, cuando Enzo ya había cumplido 10 años, su padre le llevó junto a su hermano mayor Alfredino (Dino) a una carrera de automóviles al Circuito de Bolonia. Desde ese instante empezó a tener una pasión desatada por las carreras de automóviles.

Dicha afición por la competición no sentó muy bien dentro del seno de la familia Ferrari, es más, hasta le causó más de un quebradero de cabeza. Ya que su padre quería que él y Dino heredasen el negocio familiar. Pero todo se trastocó por el estallido de la Primera Guerra Mundial. El padre de Enzo y Alfredino fueron reclutados como conductores de ambulancias en la retaguardia, y murieron a causa de una fiebre tifoidea.

Enzo cursaba Ingeniería Mecánica, aunque no era un buen estudiante, y en 1917 también fue reclutado para el ejército italiano. Intentó entrar en la sección automotriz por sus habilidades en la mecánica, pero no lo consiguió. Su destino fue herrar las mulas que usaba el ejército. Durante este período enfermó gravemente de neumonía y estuvo al borde de la muerte.

Al final de la guerra, con la empresa familiar quebrada y los estudios sin acabar, Enzo consigue una carta de recomendación de su coronel de regimiento para poder formar parte de la casa automovilística Fiat pero la misiva no tuvo mucho éxito , aunque en 1919 encontró trabajo como probador y piloto en la marca CMN (Costruzioni Meccaniche Nazionali).

A pesar de las reticencias de su madre para que se pusiera delante de un volante, Enzo compró un Alfa Romeo usado y comenzó a competir. Sorprendentemente fue cosechando victorias en las carreras que disputaba y llamó la atención de los de los directivos de la marca de Milán hasta el punto que Alfa Romeo le contrató para competir como piloto en diferentes carreras entre 1920 y 1924.

“enzo ferrari: il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

Los resultados fueron buenos. Cada vez iba más rápido, pero en 1924 cuando debería de haber corrido el Gran Premio de Francia en Lyon al volante de un P2, uno de los bólidos más rápidos, efectivos e imbatibles del momento, se volvió a Italia. Lo hizo después de disputar las sesiones de pruebas sin que nadie conozca el motivo de su regreso. Este hecho histórico se define como “El Misterio de Lyon”.

Después de este giro en su carrera como piloto se erigió como agente comercial de Alfa Romeo, gracias a este trabajo conoció a su esposa, Laura Dominica Garello.

Tras su fiasco en FIAT y su trayectoria como piloto (compitiendo en carreras históricas como la Parma-Poggio di Berceto en 1919 o la Targa Florio conduciendo un Alfa Romeo, que marcará el comienzo de su colaboración con la Casa de Biscione junto a talentos como Ugo Sivocci, Giuseppe Campari y Antonio Ascari), acabaría dejando los circuitos como piloto de manera oficial en 1931.

Antes, en 1929  crearía la Scudería Ferrari, para dar soporte a los pilotos apoyándolos técnicamente. Tal fue su buen trabajo en esta faceta, que a los cuatro años de su fundación se integró como la escudería oficial de la marca Alfa Romeo.

El primer coche que desarrolló fue el Alfa Romeo 158 “Alfeta” un modelo mítico que obtuvo un  gran éxito. Este triunfo técnico le posicionó como director del departamento de carreras de Alfa Romeo.

Dotado de un estilo inigualable, reclutó al joven Tazio Nuvolari, quien se consolidaría como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos.

“enzo ferrari: il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

En 1939, Alfa Romeo disuelve la Scuderia Ferrari que tenía su sede en Módena al imponer que se use el nombre de la propia Alfa Romeo en la Scuderia, esto hace salir de la empresa a Enzo Ferrari que se lo toma como una ofensa a su trabajo.

Pero estalla la segunda Guerra Mundial y todos los planes de Enzo Ferrari de diseñar y construir un coche de carreras propio para superar a Alfa Romeo se van al traste.

La fábrica que había levantado en Modena es trasladada a Maranello para intentar evitar los bombardeos de los aliados, cuando en 1943 queda liberado de su acuerdo con Alfa Romeo. La bautizó con su nombre y convirtió a los campesinos locales en trabajadores del automóvil para comenzar en 1945 el desarrollo del primer Ferrari de la historia, equipado con un motor V12 de 1.496 cc que eroga una potencia máxima de 118 CV. Se bautizó como Ferrari 125 S y realizó la primera prueba en carretera el 12 de marzo de 1947.

Este modelo cosechó muchos éxitos en la competición desde la Mille Miglia en 1948 y las 24 Horas de LeMans en 1949.

Pero una de las victorias más importantes para Enzo Ferrari fue la del 14 de julio de 1951 en el G.P. de Silverstone, Inglaterra, cuando el Ferrari de Froilán González cruzó la meta por delante del Alfa Romeo. La casa madre Alfa Romeo había sido derrotada para siempre.

“Me siento como si hubiese matado a mi propia madre”, confesó Enzo Ferrari después de esta victoria, una de sus muchas frases legendarias que, sin embargo, no queda reflejada en “Il rosso e il nero”.

“enzo ferrari: il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

Se definía como “un agitador de hombres»

Enzo Ferrari supo elegir a los colaboradores más válidos y reconocer el talento de los campeones, en una constante búsqueda de la próxima victoria, sufriendo desesperadamente cada vez que un accidente destruía el fruto de su trabajo.

El Commendatore lo ganó todo, pero tuvo que soportar una serie de tragedias y dolores: a la comentada muerte de su padre y su hermano Dino durante la Primera Guerra Mundial, se añadiría posteriormente la enfermedad y pérdida de su amado hijo Dino (cuando solo tenía 24 años) y de pilotos que corrieron para él, como Alberto Ascari o Gilles Villeneuve, víctimas de terribles accidentes.

Enzo Ferrari pasó muchos años escondido detrás de sus famosas gafas oscuras, pero ahora la recopilación hecha por el documental nos permite revivir la historia ante todo de un hombre y su complejidad, más allá del glamour de la marca.

Para enriquecer el film, los testimonios directos de aquellos que trabajaron junto a él y lo conocieron, como Mauro Forghieri, Carlo Tazzioli, Jody Scheckter, Luca Dal Monte, Massimo D’Elia y Gian Paolo Ormezzano.

«Enzo Ferrari: Il rosso e il neroВ» ha sido producida con el apoyo de Piemonte Doc Film Fund, Fondo regionale per il documentario, Centre national du cinГ©ma et de l’image animГ©e, RГ©gion Grand Est, en colaboraciГіn con CNC PROCIREP, SociГ©tГ© des auteurs y ANGOA.

“enzo ferrari: il rosso e il nero,” la historia de una leyenda

Mecánica viva y el “cavallino rampante”: el origen del símbolo

«Una mecánica viva, una armonía de sonidos». Así definía el Commendattore a los coches de carreras que salían de sus fábricas. A partir de 1951, la escudería Ferrari también dominó las carreras y prestigiosos clientes como Herbert Von Karajan o el matrimonio Rossellini-Bergman adquirieron elegantes modelos de turismos con una llamativa carrocería roja, conocidos como Rosso Corsa. Pero si el hombre fallecido en 1988 a los 90 años tuvo éxito, también estuvo marcado por las múltiples tragedias comentadas, y una atormentada vida personal.
Tan característico es el rojo en sus superdeportivos como el símbolo de un caballo negro en posición “rampante”.

Este logotipo tan icónico en el mundo del motor tiene su origen en 1923 cuando Enzo Ferrari ganó una carrera en el Circuito de Savio y gracias a esta victoria conoció a la Condesa Paolina, madre del conde Francesco Baraca, un héroe de la primera Guerra Mundial que murió en plena batalla cuando surcaba los aires con su avión.

Este héroe italiano pintaba en el lateral de su avión un caballo rojo sobre una nube blanca. La condesa pidió a Enzo Ferrari que usara el símbolo de su hijo caído en batalla como amuleto, Enzo no lo dudó y aceptó.

Comenzó a usar el caballo en los coches que usaba para correr, pero hizo algunos cambios del diseño original. El caballo lo pinto en negro en señal de luto y respeto al conde, y además eligió un fondo amarillo. El caballo del conde disponía de la cola en posición descendente y el caballo de Ferrari en posición ascendente.

Otro detalle interesante y que no es muy conocido es que la primera vez que se usó este símbolo fue sobre un Alfa Romeo, no en un Ferrari. Enzo conoció a la condesa en 1923 cuando corría con Alfa Romeo, así que los primeros coches que lucieron el logotipo del “cavallino rampante” fue sobre el fabricante con sede en Milán.

Eso sí, solo en los coches que pilotaba Enzo, y posteriormente en todos los de la Scuderia Ferrari.

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