La modificación de los vehículos para mejorar su rendimiento o su apariencia es una práctica muy común; si dispones del dinero necesario, claro. La posibilidad de transformar tu auto para convertirlo en un aparato único tiene un indudable atractivo, sobre todo si eres amante del motor, de la cultura tuning o simplemente disfrutas personalizando todas y cada una de tus propiedades. Entre muchas celebrities, la personalización de sus vehículos se ha convertido en una auténtica tendencia, regalándonos ejemplares realmente impresionantes. Eso sí, se trata de un tema que recae sobre el gusto de cada uno, ya que no todos los retoques implican una mejora del modelo original.
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El rapero tiene una de las colecciones de coches más grandes entre los raperos estadounidenses, alrededor de 14 modelos, la mitad ellos Cadillacs personalizados y Pontiacs de décadas pasadas. Aunque el que más brilla es esta bestia negra que destila lujo.
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El nuevo modelo se suma este año a la familia icónica del lujo en el motor, Rolls-Royce.
Es más, el auge ha sido tal, que fabricantes de coches de alta gama como Ferrari, Lamborghini o Rolls-Royce han comenzado a darle un espacio a estos clientes incorformistas en las propias fábricas para que intervengan en aquellos componentes que no afecten al rendimiento del auto, como el cambio de colores, particularidades únicas de identificación o equipamiento de distintos dispositivos y sistemas. Sin embargo, el problema llega cuando el comprador se pasa de listo y se propone cambiar la forma del auto, algo que suele mosquear a todo el equipo de ingeniería después de invertir tanto tiempo y esfuerzo en alcanzar la optimización.
Es el caso de Justin Bieber, por ejemplo, que decidió hacer su Ferrari 458 Italia inimitable pintándolp de azul y añadiéndole guardabarros más anchos, zócalos y un gran difusor, elementos que lo alejaron completamente del diseño original. Esto le escoció bastante a la casa italiana, que añadió el nombre del cantante a la lista negra de Maranello, la cual le imposibilita comprar otro Ferrari en ningún punto de venta de la marca en todo el mundo.
Lil Uzi Vert, rapero famoso por traer a la escena del trap los sonidos del rock duro y el punk, no es para nada ajeno a los vehículos de lujo con alteraciones salvajes. Todo lo contrario. Posee una auténtica flota de joyas móviles a la cual acaba de añadir otra adquisición con motivo de su 30 cumpleaños y, probablemente, también como autoregalo por el buen recibimiento que está teniendo su último álbum, The Pink Tape. El carro en cuestión es un Rolls-Royce Cullinan, el primer SUV fabricado por el sello británico y uno de los modelos más importantes en toda su historia, ya que supone un punto de inflexión tanto a nivel de ventas como en la filosofía de producto. Una pieza clave y muy codiciada que el rapero de Philadelphia no dudó en rediseñar junto al grupo CarEffex.
Mediante la eliminación integral del techo y la parte trasera del vehículo, el SUV casi se asemeja más a un Mercedes-Benz Landaulet. ¿La diferencia? No existe capota que pueda volver a colocarse, el coche se encuentra constantemente descubierto como si de una furgoneta se tratara. Para algunos esto ha sido un absoluto destrozo del diseño, ya que lo deja al completo a merced de los elementos. Sin embargo, para un millonario como Vert dudamos que esto resulte un impedimento muy reseñable.
El artista que ha puesto de moda de nuevo las liberty spikes ha maquillado la carrocería en blanco con detalles en morado, letras igualmente moradas en las insignias y unas ruedas Forgiatto con llantas blancas a juego. El Cullinan Vert Edition, como ha sido rebautizado, es ahora un todoterreno con LED, barras antivuelco, caja de altavoces detrás de los asientos traseros, un interior de cuero marrón renovado y reposacabezas con bordados de la mascota japonesa Domo-Kun. Otra de las alteraciones que más han llamado la atención a todo el mundo es su nueva interpretación del Espíritu del Éxtasis, el clásico adorno del capó de Rolls-Royce. La manta que recubre a la mujer está ahora impregnada de diamantes y hasta le ha añadido unas gafas de sol.
Puede que haya levantado cierto revuelo entre los más puristas y aún no sabemos cómo se lo ha tomado la marca, pero lo que está claro es que el resultado final no ha dejado indiferente a nadie. De hecho, la socarronería que le acompaña puede tener su cierta gracia. El capricho le ha costado a Lil Uzi Vert más de 700.000 dólares, precio que, no obstante, palidece en comparación con el de su Bugatti Veyron. Parece que samplear a System of a Down (su remix del mítico tema Chop Suey! es otra controversia que está dividiendo la comunidad internauta estos días) sale bastante rentable.
