Una oportunidad única para hacerse con uno de los escasos ejemplares construidos por la marca holandesa.
Sotheby’s
Cuando un coche pierde su estatus de ‘nuevo’, varias son las cualidades que decidirán su cotización según pase el tiempo. La primera, claro está, es la antigüedad, que se acumula con los años. La segunda es la exclusividad: cuantos menos ejemplares existan, más valor tendrán.
Pero, aunque no las tuviese, seguiría siendo una pieza extraña por la pura excentricidad que desprende, producto de una igualmente excéntrica Spyker que siempre ha buscado crear deportivos inspirados con el toque de la aviación.
De los cielos a la tierra
Surgida allá por el año 2000 Spyker es heredera directa de Spijker, un constructor holandés que a principios del siglo XX se hizo famoso en su país por el lujo y la potencia de sus vehículos, así como por las buenas prestaciones de sus motores para aviación los cuales jugaron un papel clave en la Primera Guerra Mundial.
Esa conjunción de lujo, deportividad y pasado aeronáutico se verían homenajeados en el primer C8, el modelo más destacado de Spyker. Desde su chasis de aluminio ‘spaceframe’ hasta el singular volante de cuatro radios imitando una hélice, pasando por sus puertas de apertura en compás, el C8 parecía querer ser, directamente, un avión convertido en supercoche.
Propulsado por los 400 CV de un 4.2 V8 de origen Audi y dotado de una transmisión Getrag de seis relaciones, el C8 era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 300 km/h. Sin embargo, un márketing algo escueto y el hándicap de ser un modelo de alto precio procedente de un país con poca tradición automovilística jugaron en su contra.
Aun así, su presencia en las 24 Horas de Le Mans (con el equipo oficial ‘Spyker Squadron’) y sus apariciones en videojuegos como ‘Gran Turismo 4’ o ‘Test Drive Unlimited’ le proporcionaron popularidad más que suficiente como para convertirse en un automóvil de culto.
La unidad subastada por Sotheby’s representa uno de los escasos 121 C8 Spyder producidos, siendo una de las cuatro únicas unidades acabadas en esta combinación de carrocería amarilla e interior en cuero negro, y uno de los 15 equipados de fábrica con su mismo retrovisor central de tipo ‘periscopio’. Un vehículo irrepetible que, según las previsiones de la casa británica, debería venderse en una cantidad en torno a los 450.000 dólares (418.675 euros al cambio).