Si hay una tendencia en los últimos meses dentro del sector del automóvil, este es el imparable crecimiento del número de marcas chinas que están operando en occidente. También lo son sus ventas. Pero para el presidente de BMW, Oliver Zipse, esta amenaza se ha exagerado.
Además, Zipse ha añadido que no es posible que alguien llegue a un mercado como el europeo y simplemente se haga con sus ventas.
El directivo también se ha posicionado en contra de elevar los aranceles a los coches llegados de China. Una posición que se alinea con otras marcas alemanas, como Mercedes-Benz, y que atiende al peligro que un conflicto comercial podría tener en sus ventas dentro del mercado chino.
No todos están de acuerdo, y como suele ser habitual, cada uno habla de la feria según sus intereses.
Por ejemplo, los fabricantes de segmentos de volumen, como Renault, si ven el peligro de la avalancha china. El propio presidente del grupo, Luca de Meo, ha indicado que los coches eléctricos chinos compactos tienen una ventaja de precio de entre 6.000 y 7.000 euros en sus costes de producción, lo que supone una competencia difícil de superar.
Luca de Meo es consciente de que la guerra comercial, como la iniciada por Estados Unidos, no es el camino, y que hay que llegar a acuerdos con China para contar con unas reglas de juego en igualdad de condiciones.