Si hay algún adjetivo que pueda definir bien el habitáculo del Kia XCeed, este es accesible. Desde el punto de vista de que todo se percibe fácil, a mano y sin complicaciones.
El Kia XCeed es lo que se cataloga como crossover, que básicamente es un tipo de coche que se sitúa entre el compacto y el SUV compacto. Esto no es una ciencia cierta, pero yo diría que esa es su clasificación más precisa. Sus dimensiones son las de un compacto pero con un poquito más de altura, la cual en este caso alcanza 1,495 metros. Eso son casi 5 cm más que en el Ceed, para que te hagas una idea. La parte SUV se refuerza con elementos decorativos en esa dirección, como los plásticos protectores en los pasos de rueda.
Me siento a gusto aquí dentro porque desde el primer momento percibo todo bajo control, y creo que eso es algo que valorará mucha gente. Hay un módulo de mandos para el climatizador, una pantalla táctil cuyo software es tan intuitivo como debe ser, un volante de buen tacto y tamaño y botones directos para determinadas funciones, como la desconexión del asistente de mantenimiento de carril, por ejemplo.
Quizá haya gente a la que parezca un salpicadero un poco anticuado, pero a mí me resulta muy cómodo. Huye de florituras, elementos superfluos y rutas absurdas para encontrar determinados menús en el sistema multimedia.
La microhibridación resta un poco de espacio al maletero, dejándolo en 380 litros, aunque la verdad es que sus regulares formas favorecen que sea bastante aprovechable. Bueno, abrochémonos el cinturón y vamos allá con la tercera y última parte de la prueba: ver cómo va.