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Rusia se queda sin fabricantes de coches: el siguiente puede ser Volkswagen

El aislamiento internacional ha convertido en prácticamente imposible la actividad de la industria del automóvil en Rusia. El goteo de fabricantes que anuncian su marcha o van a vender todo es incesante. El desastre industrial es continuo y costará mucho tiempo revertir la situación.

Desde que comenzarse la «operación militar especial» de Rusia en Ucrania, las cosas no le han salido a Vladímir Putin tal y como pensaba. En lo referente al mundo del automóvil, ciertamente no esperaría la práctica desmantelación de esta industria y volver a niveles de aislamiento propios de la era soviética.

El último fabricante que se plantea irse es Volkswagen. Su división local, LLC Volkswagen Group Rus, se ubica en el parque tecnológico Grabtsevo, en la ciudad de Kaluga, a apenas 170 kilómetros de Moscú. Muy cerca se encuentran las instalaciones de Stellantis, que también producía para Mitsubishi, fruto del anterior acuerdo PSA Mitsubishi.

El Frankfurter Allgemeine Zeitung abrió el melón y comentó la posibilidad de que se produjese una venta de todos sus activos a un tercero, dado que la producción lleva interrumpida desde marzo. El día 3 de aquel mes se informó de ello mediante una nota de prensa: «Volkswagen detiene la producción de vehículos en Rusia y suspende las exportaciones».

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También quedó suspendida en junio la colaboración con el fabricante histórico Gaz, al que le había externalizado una pequeña producción en Nizhny Novgorod de los Skoda Octavia y Karoq, además del Volkswagen Taos. A la plantilla de 200 trabajadores se les ofreció el sueldo de medio año si renunciaban voluntariamente, y si no, pues cinco salarios. La colaboración llevaba en vigor una década.

Desde 2015 Volkswagen también fabricaba localmente motores de gasolina

Los últimos datos de la fábrica de Volkswagen en Kaluga, a fecha de febrero de 2022, nos contaban que la producción de 2021 fue de 118.000 unidades, repartidas entre Volkswagen Tiguan, Volkswagen Polo y Skoda Rapid. De los 4.800 empleados del fabricante en Rusia, 4.000 trabajaban allí. Salvo fabricantes chinos, pocas más opciones quedarían para dicha venta.

La fábrica de Kaluga se inauguró en 2009 y el fabricante ha inyectado en ella más de 1.000 millones de euros. En su momento la producción arrancó con el Volkswagen Tiguan y el Skoda Octavia. Había perspectivas de crecimiento muy buenas para el mercado ruso, antes de acabar abrasado a sanciones.

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Todas estas fábricas tenían la utilidad de producir dentro de Rusia, esquivando aranceles, y ofreciendo al cliente ruso precios más competitivos, además de empleos, riqueza, actividad económica para proveedores…

Antes de la guerra, varios fabricantes se habían establecido en Rusia parcialmente con fábricas de ensamblado o para terminar kits CKD desde Europa. La lista era larga: Renault, Nissan, Stellantis, Mitsubishi, Toyota, Volkswagen, Ford, Mercedes-Benz y BMW. Incluso Stellantis tenía planes para fabricar furgonetas para el mercado europeo, poco antes de la invasión.

Hace menos de un mes, el penúltimo en anunciar su marcha fue Toyota. La producción de los Camry y RAV4 no se había podido reanudar por falta de componentes desde que estalló la guerra. La fábrica de San Petersburgo (TMMR) ya ha echado el cierre y Toyota solo mantiene una mínima presencia administrativa y de postventa.

El mayor perjudicado sin duda alguna fue Renault, que controlaba a AvtoVAZ (fabricante de Lada), tenía la mayor cuota del mercado ruso, y que tenía su propia fábrica en Moscú. Malvendió todo por un rublo. Al igual que Nissan, que hizo lo mismo (han sido los últimos), tienen la opción de volver hasta 2028. Sus activos los controla el Kremlin a través del NAMI.

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¿Qué le queda a Rusia ahora?

AvtoVAZ se ha nacionalizado, reanudó la producción de un Granta Pelado con tecnología de los 90, y la fábrica de Renault en Moscú se quiere revitalizar resucitando la marca Moskvitch, que tiene todos los visos de empezar con un remarcado de algún modelo chino. Por otra parte, Continental todavía no se va, y aún produce neumáticos.

El mercado ruso se ha desplomado más de un 50%, el cliente ruso no entiende que es el mejor momento para comprar y tampoco sobran los coches, el stock se está agotando y solo los chinos traen coches

Stellantis tampoco se ha ido, con la producción suspendida desde abril, y lo mismo respecto a Mitsubishi. La planta se la reparten en una relación 70/30, y tener a los trabajadores de brazos cruzados en su casa indefinidamente no parece una solución a nada. Solo se está retrasando lo inevitable.

Ahora mismo Rusia es un paria internacional, ningún país importante le apoya explícitamente, hasta los chinos hablan de respetar la intergridad de Ucrania, los indios le han afeado la invasión, e incluso las repúblicas ex soviéticas del centro de Asia están poniéndose farrucas. Putin está cada día más solo, y la industria del automóvil rusa más cerca del octubre rojo… el de 1917.

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