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Prueba Seat Arona 1.5 TSI FR: así es su versión deportiva

Quizá el adjetivo ‘deportivo’ le quede un poco grande, pero este Arona es la versión más entusiasta de la gama desde el punto de vista de las prestaciones. Y cumple con buena nota.

El Seat Arona fue presentado y lanzado en 2017, en pleno auge del segmento de los SUV-B, o SUV urbanos. Basado en la plataforma MQB A0 del Grupo Volkswagen, desde el primer momento se posicionó como uno de los referentes del segmento en términos de conducción. Además, presentaba una calidad de materiales más que aceptable y un maletero de 400 litros, que en aquel momento se situaba en la media.

Cinco años después, el Arona ha sufrido algunas evoluciones, aunque no de envergadura. Ha recibido pequeños cambios de diseño y también en su gama de motorizaciones, si bien el vehículo sigue siendo en esencia el mismo. Eso tiene su parte positiva (sigue siendo uno de los SUV-B más gratificantes al volante), pero también una negativa, y es que no es tecnológicamente el modelo más avanzado del segmento.

La actual gama se compone de tres motores de gasolina y uno de Gas Natural Comprimido, habiendo desterrado definitivamente los diésel. Los de gasolina son un 1.0 TSI de 95 CV, un 1.0 TSI de 110 CV y un 1.5 TSI de 150 CV. El de GNC se basa en el primero: se denomina 1.0 TGI y desarrolla 90 CV.

Poniendo el foco en la versión que hoy nos ocupa, la versión 1.5 TSI de 150 CV únicamente se comercializa con acabado FR (el de corte deportivo) y con transmisión automática DSG de siete velocidades. Sus prestaciones son muy competitivas (acelera de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos y alcanza 210 km/h) y registra un consumo contenido: 6,1 L/100 km.

¿Y cómo va? Quizá su único problema es que no es barato, pues cuesta 30.370 euros, si bien es cierto que su dotación de equipamiento de serie no es mala. En términos generales, es un coche muy equilibrado porque cubre un amplio espectro de usos. Por un lado, en uso cotidiano es silencioso, tiene fuerza a bajo régimen, su transmisión funciona de forma suave, y el consumo es fácil que ronde los 7,0 L/100 km sin demasiado esfuerzo por parte del conductor.

Por otra parte, si eres de los que agradecen que el motor ofrezca una respuesta alegre, esta es una buena alternativa. La deportividad estética que aporta el acabado FR en el exterior no se traslada a la conducción (no es su objetivo tampoco), pero el motor ofrece un rendimiento notable. Corre bastante y se asocia con finura con la diligente transmisión DSG. Como resultado, si pretendes divertirte conduciéndolo, es más que probable que encuentres gratas sensaciones en este coche.

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Aparte, está la cuestión de la usabilidad. El habitáculo tiene una calidad de construcción razonable, las plazas traseras tienen un tamaño correcto y el maletero es bastante aprovechable. Es cierto que sus 400 litros de capacidad ya se quedan un poco por debajo de la media en los tiempos que corren para el segmento SUV-B, pero sus formas benefician el acople de la carga.

En conclusión, el Arona 1.5 TSI FR, ¿es recomendable? No es el modelo de su segmento más avanzado tecnológicamente. Tampoco el más confortable ni el más espacioso, aunque en todos esos apartados cumple. Sin embargo, sí es uno de los más entretenidos de conducir, uno de los más rápidos y uno de los más equilibrados. ¿Qué alternativas existen en el mercado que también combinen una estética moderadamente deportiva y un motor de gasolina de potencia similar? Pues no muchas. Una de ellas es el Ford Puma 1.0 EcoBoost ST-Line X Aut. (155 CV y 28.474 euros). Otras dos, empleando la misma mecánica que el Seat, son el VW T-Cross 1.5 TSI Sport (150 CV y 28.635 euros) y el Skoda Kamiq 1.5 TSI DSG Monte Carlo (150 CV y 31.300 euros). Con un poco más de potencia y tracción total, pero también a mayor precio, se sitúa el Hyundai Kona 1.6 T-GDI N-Line (198 CV y 35.090 euros).

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