La tercera plaza que Pedro Acosta consiguió en Portimao lo convierte en el tercer corredor más precoz de la categoría de las motos pesadas en subirse al podio. Antes que él, que se subió al cajón con 19 años y 304 días, solo lo consiguieron Randy Mamola (19 años y 261 días) y Eduardo Salatino (19 días y 274 días). Sin restarles ningún mérito a los logros del norteamericano y del argentino, y partiendo de la base que las comparaciones entre atletas de épocas distintas siempre están distorsionadas, a nadie se le escapa que el nivel de competencia que hay actualmente en el Mundial hace del estreno del novato una hazaña memorable.
Desde Marc Márquez, en 2013, ningún recién llegado había rendido al nivel en que lo ha hecho el muchacho de GasGas, capaz de acaparar la mayor parte de los focos y de robarles gran parte del protagonismo a estrellas consagradas como Pecco Bagnaia o el propio Márquez. A pesar de llevar solo dos grandes premios en MotoGP, los parámetros que acompañan al chaval de Mazarrón y los cálculos que hacen en el Pierer Mobility de lo que está por llegar, colocan al Tiburón en una posición privilegiada para convertirse en la punta de lanza del grupo de Stefan Pierer. De hecho, si atendemos a las voces que se refirieron a él en el circuito del Algarve, seguramente ya lo sea.
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
En Qatar, su primera carrera en la clase reina, Acosta terminó noveno en la prueba larga, condicionado en las últimas vueltas por una sobrecarga en el brazo que le sobrevino como consecuencia del movimiento forzado que tuvo que hacer para activar la leva del dispositivo de altura trasero, que cambió de posición respecto de la que ocupó en el test de pretemporada. Ese problema, unido a un pilotaje de lo más agresivo que no tiene demasiados miramientos con las gomas, hizo que pasara de tener el podio a tiro a ocho giros del final, a cruzar la meta noveno. Antes tuvo tiempo de registrar la vuelta rápida, un parámetro en el que sí se coloca como el más joven en conseguirlo.
Reubicada la leva con vistas a la segunda parada del calendario, Acosta se soltó en Portugal. En una era en la que la mayoría de la parrilla coincide en que, con la aerodinámica tan prominente que incorporan los prototipos de hoy es prácticamente imposible adelantar, el #31 se dio un atracón. Tras salir séptimo, cruzó en esa misma posición el primer giro, pero perdió una en la cuarta vuelta. Desde allí esperó a que los ánimos se atemperaran un poco para desencadenar un ataque que lo llevó a deshacerse de Jack Miller (quinta) y Brad Binder (séptima), sus teóricos jefes de filas en KTM; para posteriormente atacar a Márquez (octava) y situarse quinto, por detrás de Bagnaia, a quien estudió durante un rato largo. Al actual campeón lo superó a falta de cuatro giros para el final, antes de que la avería en la Aprilia de Maverick Viñales, a menos de cuatro kilómetros para la bandera de cuadros, le sirviera el podio en bandeja.
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Pedro Acosta, Red Bull GASGAS Tech3, por delante de Pecco Bagnaia y Marc Márquez en Portimao
“No es que Pedro se mueva muy bien encima de la moto, es que prácticamente siempre está fuera de ella. Todo su cuerpo toca el suelo, hasta su cabeza parece que vaya a rozar el asfalto en según qué momentos. Su estilo es increíble, sobre todo cuando vas detrás de él. Yo solo puedo desear pilotar como él. Nuestra moto ha mejorado mucho en los últimos 12 meses, y él saca provecho de ello. Ahora tenemos que ser nosotros quienes lo usemos de referencia”, lo piropeó Miller.
“Pedro se está ganando que lo traten como un piloto oficial”
Hay indicativos que reflejan la relevancia que tiene Acosta en el ecosistema actual del grupo Pierer Mobility. De entrada, el trato que ha conseguido a nivel deportivo, del que, de forma tangencial, también se beneficia su compañero de equipo. “Pedro se está ganando que lo traten como un piloto oficial a todos los efectos. No le van a quitar ninguna de las piezas que tienen Brad y Jack, porque se lo ha ganado”, reconoce Augusto Fernández. De hecho, KTM tuvo que hacer un esfuerzo para servirle a Acosta el chasis de carbono que ha venido usando desde pretemporada, y que, por política de empresa, también se ha puesto a disposición de Fernández.
Pedro Acosta, Red Bull GASGAS Tech3
A nivel contractual, el campeón del mundo de Moto3 (2021) y de Moto2 (2023) no está tan bloqueado como le gustaría a Pierer, por más que el propio Acosta agradezca los esfuerzos y el trato que recibe, cada vez que le ponen un micrófono o una grabadora delante. Su acuerdo tiene distintas variables, y una fecha de caducidad fijada en 2025, siempre que KTM tenga a bien colocarlo en su escudería bandera, o que sea él quien decida renunciar a ello. El constructor austríaco no tiene ningún poder sobre él con vistas a 2026. A estas alturas no existe ningún indicio que lleve a pensar en una salida de Acosta, pero tampoco la garantía absoluta de que vaya a quedarse. “El equipo me hace el camino mucho más sencillo. No soy la persona más fácil que hay en un fin de semana de carrera, pero los chicos me están ayudando mucho. Cada día me levanto con 20 mensajes de mis ingenieros en el teléfono, con mucha información que me es muy útil”, concede el de GasGas.
Motorsport.com entiende que, en estos momentos, el proyecto deportivo prevalece como el aspecto prioritario, incluso por delante de la cuestión económica. Lo que está claro es que él utilizará esa coyuntura para sacar lo máximo, exactamente igual que hace con la moto que conduce.
El CEO de Dorna, Carmelo Ezpeleta, felició a Pedro Acosta tras la carrera de Portimao