A pesar del tremendo vínculo generado entre Marc Márquez y Santi Hernández, y del éxito que cosecharon como piloto y responsable técnico -seis títulos de MotoGP y uno de Moto2-, el piloto de Cervera no pudo llevarse al técnico con él al equipo Gresini, dado que para ello Ducati le pidió que se comprometiera dos años, cuando él solo quiso hacerlo por uno (2024).
Materializado el adiós del #93, todo parecía listo para que Hernández y su gente, con alguna que otra modificación -Javier Ortiz, el encargado de los neumáticos, sí se fue con Márquez y Jordi Castellá pasó a ejercer de coordinador de la escudería-, pasaran a tutelar la llegada a Honda de Luca Marini.
El año pasado, en su primer curso enfundado en el mono de HRC, el campeón del mundo de 2020 con Suzuki no rindió al nivel que se esperaba de él -finalizó el 22º en la tabla, y su mejor resultado fue la quinta plaza alcanzada en India-. El hecho de que su contrato expire a final de este 2024, seguramente lo impulsó a tomar la decisión de cambiar algo.
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“Esto es una cosa que pidió Joan, y que se hizo. Consideramos que tenía sentido, porque Santi es español y Giacomo, italiano. Pensamos que los pilotos siempre pueden comunicarse mejor con un jefe de mecánicos que hable su mismo idioma. Cualquiera de los dos lados está formado por gente profesional y que conoce la moto. Es más una cuestión de afinidad personal”, respondía Alberto Puig, team manager de Honda, en una conversación con Motorsport.com que tuvo lugar durante el test de Sepang de la semana pasada.
En ese mismo entrenamiento, quien escribe estas líneas le preguntó a Mir por sus primeras experiencias tras la permuta de personal, y su respuesta no ofrece lugar a ninguna duda.
“Que haya ganado tantos mundiales es por algo; no es por casualidad. Su método me gusta mucho”, indicó el #36.
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