- Un concepto de vehículo desfasado
- El coche que salvó a Ford de la quiebra en los 80
- Gama de motores potente y eficiente
- De la éxito al declive
A lo largo de su dilatada historia, Ford ha atravesado por algunas etapas buenas y otras no tanto. Uno de los momentos más delicados lo vivió en la década de los 80, cuando la compañía estuvo a punto de desaparecer, debido al descenso constante en las ventas y la competencia, cada vez mayor, de los coches japoneses, como el Honda Accord. Pero hubo un coche que salvó a Ford de la quiebra en los 80, un modelo que dentro de la marca nunca imaginaron que triunfaría como lo hizo: el Ford Taurus.
En aquella época, el diseño americano, cuadrado y de bordes rectos estaba obsoleto y era poco atractivo, por no mencionar que los vehículos americanos eran cada vez más ineficientes en aquella época. Todo ello provocó importantes pérdidas de ingresos durante la primera mitad de la década.
Los departamentos de diseño de producción se unieron para crear un nuevo modelo desde cero. Incorporando un moderno diseño aerodinámico y una estructura cohesiva, el Ford Taurus surgió como el coche del futuro. A algunos en Ford incluso les preocupaba que fuera demasiado futurista para el público norteamericano, pero estaban equivocados.
Un concepto de vehículo desfasado
La forma americana de diseñar automóviles estaba anticuada, al igual que los motores y los componentes. Era una época en la que los altos tipos de interés frenaban el desarrollo de modelos más grandes, por lo que Ford quería sustituir el LTD grande y cuadrado por un modelo más económico y fácil de usar.
Henry Ford II estaba a punto de jubilarse y con él las viejas formas de diseñar los modelos de la marca. La nueva dirección trajo consigo una nueva dinámica de equipo que redujo la competencia interna entre departamentos y aumentó la cohesión del diseño. El resultado de esta nueva política fue el Ford Taurus, la nueva berlina media de la firma del óvalo.
El coche que salvó a Ford de la quiebra en los 80
El Ford Taurus debutó en el Salón del Automóvil de Los Ángeles en 1985 y sorprendió a todos los presentes por sus elementos de diseño futuristas, como un frontal cónico, sus líneas de carácter deportivo y una actitud enérgica. El Taurus era también más eficiente que las anteriores berlinas del fabricante estadounidense, lo que lo convirtió en un éxito instantáneo entre los consumidores.
El éxito de la berlina fue inmediato y los concesionarios de todo el país no tardaron en agotar su stock. El Taurus ofrecía un rendimiento excelente, con un gran equilibrio entre potencia y consumos comparables a sus rivales japoneses, por un precio de 9.645 dólares (8.950 euros). Fue la primera vez que una marca norteamericana se arriesgaba a romper los moldes en cuanto a estilo y conducción en Estados Unidos, lo que impulsó a otros fabricantes locales a seguir sus pasos y desarrollar modelos económicos centrados en la vida práctica y cotidiana, sin renunciar a un estilo moderno.
Gama de motores potente y eficiente
El Ford Taurus ofrecía una gama de motores para todo tipo de necesidades. Empezaba con un modesto cuatro cilindros HSC de 2.5 litros con 90 CV, una potencia que hoy nos parece escasa, pero que estaba en consonancia con las berlinas económicas de la época. Además, destacaba por unos consumos bajos, mejores que algunos modelos actuales, incluso.
Adicionalmente, había un V6 Vulcan de 140 CV. Sin embargo, el verdadero salto se produjo en 1988 con la llegada del Essex V6 de 3.8 litros con inyección de combustible que alcanzaba los 200 CV. Ese mismo año, Ford incorporó a su gama la variante estrella, el Taurus SHO equipado con un motor V6 DOHC de 3.0 litros de origen Yamaha, con colector de admisión de longitud variable. Producía 220 CV y estaba ligado a un cambio manual de cinco relaciones desarrollado por Mazda.
De la éxito al declive
No hay duda de que el Ford Taurus alcanzó un notable éxito en el mejor momento posible para la compañía, salvándola de la quiebra. Sin embargo, ese éxito no iba a durar siempre. La segunda generación, aunque totalmente rediseñada, no mejoró el aspecto general ni la capacidad del coche. A partir de aquí, la popularidad de la berlina estadounidense comenzó a decaer. A pesar de ello, en 1992 fue el vehículo más vendido en Norteamérica, protagonizando una dura batalla con el Honda Accord.
Las cosas empeoraron aún más a finales de los 90, con la tercera generación, cuyo diseño no agradó a muchos y terminó convirtiéndose en el coche de flotas por excelencia en empresas y alquiladoras. La cuarta entrega le imprimió un nuevo diseño más robusto, pero no fue suficiente para devolver al Taurus a la cima, ya que su reputación como un sedán futurista y elegante se había ido. Con la quinta generación, Ford introdujo una variante X de aspecto SUV, cuando empezaron a aparecer los todocaminos.
En 2010 apareció la sexta generación con cambios notables en el diseño y tecnología más moderna. Este modelo vino acompañado de un nuevo motor V6 de 3.5 litros y 266 CV que, a partir de 2013, pasó a desarrollar 292 CV. En 2016, Ford recuperó el Taurus SHO con un V6 EcoBoost biturbo que alcanzaba los 370 CV. De todas formas, con un mercado en clara tendencia hacia los SUV y con la electrificación en el horizonte, las horas estaban contadas para la berlina de Ford.
El 1 de marzo de 2919 salió de la cadena de montaje el último Taurus, marcando el final de una era que inició en 1985. A lo largo de 34 años, se produjeron unos 8 millones de unidades y es el quinto vehículo más vendido de Ford, detrás del F-150, el Escort, el Model T y el Mustang. No sólo sacó a la compañía de la deuda que arrastraba, sino que le permitió superar a la competencia en los años siguientes, mientras duró su popularidad.
Fuente: Top Speed.
