Hace mucho tiempo que los vehículos derivados de furgonetas ofrecen un comportamiento muy ‘de turismo’. Veamos si es así en el Ford Tourneo Courier.
Ya hemos visto cómo es el nuevo Ford Tourneo Courier y hemos analizado en qué casos supone una buena elección de compra. Queda conducirlo.
No tengo mucho donde elegir, puesto que el único motor disponible en la gama es un 1.0 EcoBoost de 125 CV que, eso sí, se puede combinar con cambio manual de seis velocidades o automático de siete. No hay más, al menos hasta 2025 que se incorpore la versión eléctrica. No habrá diésel y, en principio, tampoco híbrido.
El Tourneo Courier que voy conduciendo lleva cambio manual, por cierto. Ese cambio tiene un tacto muy agradable, con inserciones precisas y hasta un poco duritas.
Y la dirección también es buena, sobre todo si atendemos a que estamos ante un tipo de vehículo en el que la conducción no es un aspecto prioritario ni mucho menos. No en vano, el Tourneo Courier se erige sobre la misma versión de la plataforma del Puma, así que cuenta con un muy buen punto de partida porque ese modelo es bastante grato de conducir.
Hay una buena postura de conducción y la sensación de que vas a los mandos de un turismo, también en parte porque la suspensión no es nada ‘blandurria’. Atrás no es independiente, sino que cuenta con un eje de torsión, como era lo esperable.
Homologa un consumo de entre 6,7 y 6,8 L/100 km en función del acabado que, en la práctica, ronda los 8,0 L/100 km. No está mal teniendo en cuenta que se trata de un motor de gasolina que no es de los que destaca por bajo consumo entre los tricilíndricos (aunque tampoco es alto) y que la carrocería del Tourneo Courier tiene mucha superficie frontal, lo que eleva la resistencia al aire.
Ya que hablamos de consumo, voy a poner en escena la opción del cambio automático. Se trata de una caja de siete velocidades y doble embrague que funciona bien en términos generales. No patina, cambia de marcha con inmediatez, no se equivoca… a priori es una gran alternativa.
Sin embargo he constatado que las prestaciones y el consumo empeoran si eliges no tener un tercer pedal. Anda un poco menos y su consumo se ve afectado negativamente. Los 8,0 L/100 km reales con la transmisión manual bien pueden ser 9,0 L/100 km aquí. Por estos motivos, no la recomendaría.
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Aunque claro, ahí ya tienes que ‘aflojar’ algo más de 30.000 euros pagando al contado. Si el apartado estético no te quita tanto el sueño, la versión Trend, que por debajo de la Titanium ya viene con un equipamiento más que correcto, reduce el precio a 26.912 euros.
Vale, en cualquier caso no es barato, pero no es tanto dinero si tenemos en cuenta que no queda ningún monovolumen más económico, y mucho menos con las capacidades del Tourneo Courier en cuanto a habitabilidad y maletero. Esto último es recalcable porque SUV urbanos más baratos sí que existen, pero no con el espacio interior ni el maletero del Tourneo Courier.
Es un modelo (y una opción de segmento) que puede gustarte o no, pero una compra inteligente, desde luego es. El único problema importante con el que se puede topar es que hay un Toyota Proace City Verso, mínimamente más grande y con un pelín más de maletero, que cuesta lo mismo (26.500 euros) y un Renault Kangoo, con un más ahorrador motor diésel y 775 litros de maletero, que también (26.595 euros).