Bogotá es una mezcolanza de ideas por ejecutar, obras en proceso y una falta de visión conjunta de ciudad.
Es una tarea difícil, por supuesto. No es culpa exclusiva de esta administración que Bogotá sea una mezcolanza de ideas por ejecutar, obras en proceso y una falta de visión conjunta de ciudad. Estamos, en este momento histórico, en el peor de los escenarios: comprendemos que el uso del vehículo particular no es sostenible para una capital colapsada de personas y con vías limitadas, pero los servicios de transporte público tampoco son la panacea y sus fallas hacen que no haya una apuesta de movilidad clara. Por eso hace un tiempo fue tan mal recibida la invitación de la alcaldesa Claudia López a “vender los carros” de las personas que no estaban de acuerdo con el aumento en impuestos y la limitación a la movilidad.
Entonces, los anuncios para el pico y placa de 2023 son entendibles, pero no dejan de ser frustrantes y auguran un año de movilidad restringida para millones de personas que trabajan y viven en Bogotá. Para evitar la compra de vehículos con placas par e impar se abandona ese sistema de la prohibición. Ahora cambiará cada cuatro meses. De enero a abril del año entrante, por ejemplo, en los días pares podrán circular los vehículos cuya placa termine en 6, 7, 8, 9 y 0, y en los días impares los terminados en 1, 2, 3, 4 y 5. Habrá que ver, con estadísticas en mano, si se aumenta la velocidad promedio de circulación, pero apoyamos a la Alcaldía en la necesidad de hacer algo al respecto.
Esas son, claro, las consecuencias de que el pico y placa sea más un remiendo insuficiente que una estrategia completa. Será otro año de trancones.
їEstГЎ en desacuerdo con este editorial? EnvГe su antieditorial de 500 palabras a [email protected].
Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.