La levitación magnética es una de las tecnologías que se está desarrollando en los últimos años, ya que ofrece determinadas ventajas interesantes. Ahora, un grupo de ingenieros chinos ha comenzado a realizar pruebas con diversos automóviles.
El llamado ‘Tren del Cielo’ es un proyecto desarrollado en China con un tren de pasajeros que ya funciona en el país oriental. Su funcionamiento se basa en la levitación magnética y uno de sus principales puntos a favor es que es energéticamente autosuficiente.
Pues bien, también en China se ha comenzado a probar esta tecnología con coches. El principio básico es aprovechar la fuerza de un campo electromagnético para contrarrestar la fuerza de la gravedad.
Las pruebas fueron realizadas en un tramo de 7,9 kilómetros de carretera con 8 vehículos diferentes, 5 de ellos eléctricos
En el caso del Tren del Cielo el sistema es capaz de mantener los vagones a 10 metros del suelo y sin contacto directo. Y en el del caso que nos ocupa en esta ocasión los vehículos de prueba han circulado sobre una carretera provista de un riel conductor a una altura de 3,5 centímetros del suelo.
Cómo funciona la levitación magnética en los coches
Dicho tramo de autopista dispone de un riel conductor que hace que el vehículo de prueba se eleve 3,5 centímetros sobre el asfalto al llegar al mismo. Esto es posible gracias a que el mencionado vehículo lleva incorporado una matriz de imanes permanentes en sus bajos.
Cargando tweet… 1567889203291373569
Según informa China Daily, las pruebas fueron realizadas en un tramo de 7,9 kilómetros de carretera con 8 vehículos diferentes, 5 de ellos eléctricos. Todos ellos llegaron a situarse a velocidades cercanas a los 200 km/h, alcanzándose una velocidad punta de 230 km/h durante los experimentos.
¿Son los coches ‘voladores’ el futuro? De momento, no. Foto: Depositphotos.com
Beneficios de la levitación magnética
En cualquier caso, los ensayos organizados por las autoridades locales en materia de transporte son conscientes de que aún quedan muchos obstáculos que solventar. Y eso sin contar con la inversión astronómica que implicaría tanto en vehículos como en infraestructuras viales.