'Toreamos' este sensacional SUV de 650 CV, capaz de abordar curvas a velocidades de locura.
No era 22 de diciembre ni me tocó la lotería de Navidad, pero me sentí verdaderamente afortunado cuando en la oficina me comentaron que mi próximo coche de pruebas iba a ser… ¡un Lamborghini Urus!
Conducir y analizar un coche de 260.000 euros sin impuestos (contando con el equipamiento extra añadido) implica una gran responsabilidad, no cabe duda, pero también supone unos días muy especiales, de esos que se te quedan marcados en tu trayectoria profesional. ¡Y vaya si los disfruté!
Galería: Prueba Lamborghini Urus 2022
El superventas de la marca del toro, cuyo restyling ya está cerca (todo hay que decirlo), es una máquina de amasar dinero para la firma italiana. No en vano, aúna un diseño arrebatador, unas prestaciones de infarto, un chasis de fábula y una versatilidad más que brillante. Desde luego, no hay que ahorrar en calificativos positivos, porque sin duda el coche los merece.
Huelga decir que su presencia es imponente y llama la atención vayas donde vayas. Si eres un tipo discreto, te advierto de que puedes quedar retratado en las fotos que los viandantes hacen a tu paso. Y en parado, en más de una ocasión tendrás que bajar la ventanilla para contar la potencia y el precio a los ocupantes del coche de al lado, que miran con una mezcla de envidia y de admiración.
Tanto de cerca como viéndolo venir desde lejos, el coche es enorme, como lo demuestran los 5,11 metros de longitud, los 2,01 de anchura y los 1,63 metros de altura. ¿Te gusta con el color Viola Mithras? Pues has de saber que cuesta 15.000 euros más impuestos, como un Dacia Duster, y que cambia de tono con la incidencia de la luz (en este caso, varía a azul).
Eso sí, siguiendo esa línea ‘racing’, me hubieran gustado unas manillas enrasadas en la carrocería, aunque es una apreciación sin más, porque verdaderamente el exterior, con una carrocería fabricada de forma íntegra en aluminio, te deja obnubilado.
¿Y el interior? Nada más entrar, me atrapó una sensación de familiaridad, debido a que comparte muchos componentes con el Audi RS Q8. Por si acaso no lo recuerdas, Lamborghini forma parte del Grupo Volkswagen y eso queda plasmado claramente en el habitáculo.
Las pantallas centrales de 10,1 y 8,6 pulgadas (la más pequeña, para la climatización), muchos mandos hápticos, la cartografía de la navegación y hasta el tacto del volante te ‘transportan’ al modelo de los cuatro aros. Incluso la música que te despide al apagar el vehículo procede de Audi. Cosas de las sinergias…
Pero no te lleves un chasco, porque también hay mandos exclusivos, como el botón de arranque y apagado del motor, que se acciona levantando una pequeña tapa, al más puro estilo disparo de misil en un avión de combate. Igualmente, hay un original tirador para seleccionar los diferentes programas de conducción (Strada, Sport, Corsa y Neve) del sistema ANIMA, incluido el modo Ego, que permite configurar al gusto el reparto del par, el tacto de la dirección y la dureza de la suspensión.
Por cierto, por los programas off-road hay que pagar 500 euros más impuestos, aunque nos cuesta creer que algún dueño se atreva a meter su Urus por dificultades camperas. No quiero ni pensar lo que cuesta reparar un roce en una llanta o en la pintura exterior…
Por si fuera poco, el maletero declara 616 litros, que son 1.596 abatiendo los asientos traseros, por lo que podrás disfrutar con toda la familia y en cualquier tipo de desplazamiento de este coche, aunque, eso sí, apárcalo siempre en lugares exclusivos, a salvo de muchas miradas curiosas. Los millonarios ya saben de qué les hablo.
En el tema de la conectividad, el sistema Lamborghini Smartphone Interface permite una fácil integración de smartphones con Android Auto, Apple CarPlay y Baidu CarLife. Por supuesto, el navegador es de serie y no falta ni siquiera un reproductor de DVD, pero por el equipo de sonido premium de Bang&Olufsen hay que pagar 5.000 euros más impuestos.
Claro, hablamos de un ‘Lambo’ y eso significa que se ha trabajado a destajo en el chasis para que el SUV italiano sea capaz de enfrentarse a todo tipo de retos dinámicos. Así, la suspensión incluye amortiguadores adaptativos, barras estabilizadoras activas y resortes neumáticos. Con ellos, el Urus disfruta de una altura libre al suelo variable, que oscila entre los 158 y los 248 milímetros.
Como complemento perfecto se encuentra el tren trasero directriz, que ayuda sobremanera a ganar agilidad y trazar curvas de manera más directa y precisa.
Por supuesto, el Urus se ofrece con tracción 4×4 permanente a través de un diferencial central Torsen, mientras que el diferencial trasero integra el control electrónico del par motor, que frena la rueda interior en curvas cuando es necesario. Ahora entiendes que a este vehículo se le pueda calificar como un SUV superdeportivo, ¿verdad?
En condiciones normales de adherencia, el reparto de la fuerza mecánica entre ambos ejes es del 40/60, aunque ese porcentaje se puede variar hasta un máximo del 70% al tren delantero y un tope del 87% al trasero.
El único motor disponible para el Urus es el bloque 4.0 V8 biturbo del Grupo Volkswagen, exprimido hasta los 650 CV y los 850 Nm (600 CV y 800 Nm en el RS Q8). Curiosamente, no trabaja junto a una transmisión automática de doble embrague, que es la que proporciona un feeling más deportivo. En su lugar hay otra con convertidor de par, de ocho marchas, que ofrece diferentes gestiones y grandes levas tras el volante, y que está a la altura del conjunto.
A pesar de estar conduciendo un ‘morlaco’ de casi 2,2 toneladas en vacío, el todocamino proporciona unas prestaciones de cárcel en España. En concreto, acelera de 0 a 100 en 3,6 segundos y se va hasta las 305 km/h de velocidad punta. Todo, con un consumo medio de 12,7 litros cada 100 kilómetros, aunque es habitual una cifra algo mayor al ser generosos con el acelerador.
En concreto, la relación peso/potencia es de apenas 3,38 kg/CV, con lo que ya supones que te quedas pegado al asiento en cuanto desatamos la ‘tormenta’ con nuestro pie derecho. Además, el descomunal empuje viene acompañado por un sonido de escape muy, muy salvaje, sobre todo con el programa Corsa activado.
Lo cierto es que el Lamborghini Urus puede resultar sedoso en la ciudad y a ritmos tranquilos. El gorgoteo constante del escape te recuerda que hay una ‘bestia’ dormitando debajo del capó, pero no se producen tirones ni movimientos bruscos en una conducción tranquila.
Una vez que sales del entorno urbano, puedes dar rienda suelta a la caballería del SUV italiano, aunque debes ser consciente de que te vas a jugar los puntos de tu carné a la mínima insinuación sobre el acelerador.
Como decíamos antes, las prestaciones puras son asombrosas. No obstante, en este coche me gusta valorar y destacar más cómo puede camuflar sus dimensiones y su peso al enfrentarse a curvas. El tacto es magnífico y puedes llevarlo muy rápido con una sensación de absoluta seguridad. De hecho, alcanzar el límite dinámico en carreteras abiertas al tráfico puede ser una locura, así que mejor compruébalo en un circuito.
Y qué decir de la frenada… Puedes apurar el uso del freno antes de llegar a la curva tanto como tu valentía te permita, porque una vez que aprietas el pedal, el Urus baja el ritmo en distancias mínimas. Por su parte, la transmisión se convierte en tu fiel aliada sea cual sea la conducción, algo que facilita el poderío mecánico, pues no hay ni una sola zona ‘perezosa’ en el cuentavueltas.
En definitiva, no te tienes que ‘pegar’ con el coche para intentar sacarle las cosquillas. Una sensación muy de vehículo alemán, es cierto, pero el toque italiano con el diseño y el sonido de los escapes genera un cóctel realmente sabroso. ¡Alianzas de este tipo suelen ser muy buenas!
En fin, como decíamos en la oficina, piensa en que pocas personas habrán podido conducir un Lamborghini en su vida y nosotros hemos tenido esa (bendita) oportunidad. Vale, no es un Huracán ni tampoco un Aventador, ¡pero que nos quiten lo bailao!
Al fin y al cabo, hemos disfrutado del ‘Lambo’ con una mayor producción en menos tiempo. En concreto, 20.000 unidades en tan solo cuatro años. Pero ojo, porque el Ferrari Purosangue está a la vuelta de la esquina y se prepara una batalla histórica. ¡Vaya duelo se está cocinando!
