El Moskvitch 3 es en realidad el Sehol X4, un SUV chino fabricado bajo licencia.
El mercado automovilístico ruso se hundió en 2022 y la situación no va a mejorar en 2023. Las sanciones internacionales tras la invasión de Ucrania provocaron la salida de la mayoría de las marcas y las ventas de vehículos nuevos en el país cayeron un 59%.
Los activos pasaron a manos del Estado ruso y se relanzó la marca Moskvitch, desaparecida en 2001, con el objetivo de dar una nueva vida a las fábricas que antes pertenecían al fabricante francés.
Una esperanza llamada Mokvitch
En concreto, se formó una asociación con el fabricante de camiones Kamaz y, en noviembre, se inició la producción de un modelo llamado Moskvitch 3 en la fábrica de Moscú.
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Según parece, Moskvitch ha encontrado comprador para 3.000 modelos: Yandex, el gigante ruso de la movilidad que ofrece un servicio equivalente a Uber, ha encargado Moskvitch 3 para utilizarlos como taxis y en un servicio de coche compartido en Moscú y otras regiones rusas.
Moskvitch, que actualmente solo tiene un modelo en catálogo, prevé ensamblar 50.000 vehículos este año, casi diez veces menos que Renault (400.000 vehículos al año), de los cuales un 20% serán modelos eléctricos. A principios de año, la marca anunció la apertura de concesionarios en todo el país.