Probar un coche de carreras es siempre una experiencia digna de ser contada. Si, además, un coche tan brutal como el McLaren Artura Trophy, ya ni os cuento…
Tenía claro que este año iba a trabajar en el puente del Pilar, así que el viernes me iba a tocar día de oficina. Pero el martes, una llamada de teléfono me cambió un poco los planes. Era Gonzalo Martín de Andrés, que se acababa de proclamar campeón del Trophy McLaren Europa como puedes ver en esta entrada, y nos invitaba a probar su coche en el circuito de El Jarama ese mismo viernes.
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La oficina del viernes iba a ser un sitio mucho más agradable. Iba a ser el asiento de un McLaren Artura Trophy, un coche equipado con un motor 3.0 biturbo de seis cilindros y 585 CV, con tracción trasera y cambio secuencial de seis marchas, para un peso mínimo mínimo de 1.250 kilos, en función de los ajustes del BOP (Balance of Performance) para igualar prestaciones. No hay sistema híbrido, como sí tiene el Artura de calle. Con todo, único también a las modificaciones aerodinámicas, este Artura Trophy se sitúa a medio camino entre un GT3 y un GT4.
Tras un buen rato de charla con algún que otro amigo que también iba a probar el coche, como el mismísimo Lucas Ordóñez, y tras el briefing que nos dieron Gonzalo y Tommy para explicarnos los pormenores del coche, todo estaba listo para salir a rodar.
A mi derecha, Carlos Esteban, piloto ahora de circuitos que allá por los 90, cuando yo empezaba a ir a ver rallyes, dominaba en el campeonato de Madrid de la especialidad primero con un par de Ford Sierra RS Cosworth y, después, con un Escort RS Cosworth.
El hecho de que puedas mover los pedales y el volante pero no el asiento, ya te deja bien a las claras lo bien que han pensado el coche desde el inicio, pues ésta es la mejor manera de que el peso del piloto esté siempre en el mismo sitio.
Se va sentado muy bajo y bastante reclinado, con las piernas muy estiradas. La visibilidad no es del todo mala, y el hecho de que el cambio de seis marchas sea en realidad un cambio automático te facilita mucho las cosas a la hora de arrancar. Frenas, pulsas la leva derecha un par de segundos, y ya tienes la primera engranada; cuando te detienes, frenas, pulsas la leva izquierda otro par de segundos, y ya estás en punto muerto. No hay embrague, así que la salida no plantea mayor problema.
Otro colega periodista que probó el coche antes que yo y que también había probado el 570S, me comentó antes de subirse que este Artura que le había parecido más directo, más reactivo, más sensible. En una palabra, más de competición. Y así es. Aparte de ser mucho más rápido acelerando, se nota que la dirección es todavía más precisa, y también recibes una gran cantidad de información sobre la cantidad de agarre que va quedando en el eje delantero.
Como digo, hay mucha aceleración, pero se puede acelerar con mucha decisión sin que notes ni el más mínimo deslizamiento. Supongo que, a ritmo de carreras, muy superior al que llevamos nosotros en esta breve toma de contacto, las cosas serán diferentes. Pero, sin duda, el McLaren Artura Trophy transmite mucha confianza y es muy fácil de conducir.
El motor empuja muchísimo, y sube hasta el corte de inyección tan rápido que necesitas mirar de reojo a las luces del cuadro para cambiar en el momento adecuado. Incluso desde medio régimen, en cuanto aceleras a fondo, la capacidad de aceleración del coche es brutal. El cambio, que actúa de forma instantánea, transmite esos pequeños tirones típicos de los cambios de carreras que, al reducir y al límite, quizá lleguen a provocar algún leve deslizamiento del eje trasero. Nosotros no llegamos a notarlo, y tampoco creo que sea especialmente delicado en carrera una vez que ya lo sabes.
Por el recuerdo del 570S, creo que aquel era algo más fácil de conducir, pero también creo que el Artura le supera con creces en eficacia y prestaciones. Los frenos funcionan francamente bien, y eso que en el equipo nos comentaban que ya va a haber alguna evolución para el próximo año en la que mejorarán la refrigeración de los discos traseros y una mejora en las pinzas delanteras, que tienden a abrirse en exceso cuando se pisan muchos pianos y eso obliga a bombear un poco el pedal del freno antes de las frenadas fuertes para aproximar las pastillas. En nuestra toma de contacto, lógicamente, no llegamos a apreciar ninguna de las dos cosas.
Acabo mi especial de jornada de trabajo con la idea clara de lo bueno que este coche, en gran parte por la excelente base que ya tiene de serie el Artura. Es muy rápido y, también, relativamente fácil de llevar deprisa. Ahora bien, para convertir a esta unidad en la campeona del Trophy McLaren 2023, también se necesita que a los mandos haya un par de talentos como el de Gonzalo y Tommy, así como un equipo de competición tan bueno como SMC Motorsport a la hora de ponerlo a punto.
Aún no se sabe si el equipo repetirá el próximo año en el certamen; pero, si lo hacen, sin duda volverán a ser los favoritos.
