No pocas veces parece que se nos olvida que el automóvil es una creación del hombre y, por ello, es el hombre el que lo define, quien decide cómo es y cómo debe ser. Otra cosa es que, a día de hoy, los hombres al mando de los fabricantes de coches prácticamente han delegado este asunto en manos del marketing y el big data. Un craso error que genera tendencias que no gustan a todo el público por igual, como por ejemplo la de concentrar todas las funciones del salpicadero en la pantalla del sistema multimedia.
Frente a lo anterior, sentarse en un Aston Martin actual, con sus habitáculos tan repletos de botones, no parece tanto un viaje al pasado como, más bien, un elegante acto de rebeldía contra lo establecido. Sin embargo, para los ingenieros de la marca responsables de esta área, sus creaciones son el resultado de tener en cuenta un factor tan humano como la paciencia.
Si molesta, se elimina
Aston Martin Vantage 2024
Así lo explica Numburger: “Cuando quieres algo, lo quieres al momento. Si quieres subir o bajar el volumen o controlar la temperatura, en el momento en que tienes que acudir a una pantalla y tocarla para poder hacerlo, has perdido al cliente. Has fracasado en la experiencia de uso”. Pero ello no significa que apuesten, tampoco, por pilas interminables de botones: “Ahora hemos empezado a diseñar realmente una experiencia para el usuario, para el cliente. Antes no era así, simplemente añadíamos el botón porque era necesario”.
Por tanto, cuando se dispusieron a crear el habitáculo del nuevo Aston Martin Vantage, este factor tan humano y ortodoxo se aplicó mediante una sencilla norma: si un botón, por la razón que sea, molesta, se suprime. El resultado está a la vista en un salpicadero digno de un avión de combate donde todo lo que pudiéramos necesitar está a un solo toque de distancia.