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Ser piloto de rally y mujer: "Lo primero que te dicen es que no tienes capacidad"

Petrolina (Brasil), 17 ago (EFE).- Entre el rally y el ballet al que la apuntó su abuela, Moara Sacilotti terminó por escoger el rally. Entre el rally y un novio que se quejaba cuando no respondía a sus mensajes, Helena Deyama no dudó y también optó por el primero.

Las dos pilotos brasileñas lideran los esfuerzos para aumentar la participación femenina en estas pruebas avasalladoramente masculinas, aunque reconocen en sendas entrevistas con EFE que la meta de la igualdad todavía queda lejos por los prejuicios y los dilemas que enfrentan.

Ellas son dos de las 10 mujeres, de un total de 307 participantes, que compiten esta semana en el Sertões, la mayor prueba de la categoría de América Latina con sus 3.793 kilómetros de recorrido.

A Sacilotti, sentada en una silla plegable frente a una modesta autocaravana, los párpados se le caen del cansancio, pero está contenta. Acaba de volver al campamento base, tras una etapa de 375 kilómetros por pistas de tierra en la que ha logrado un buen tiempo con su moto.

“Me gusta este tipo de terreno, con pequeñas piedras sueltas. Vas rápido, pero tienes que estar fijándote en los obstáculos del camino. No tienes tiempo ni para beber agua”, dice.

Desde los 18 años (ahora tiene 43), participa en el Sertões, una experiencia que ha marcado su vida. “Yo me hice mujer con este campeonato”, afirma.

Hija de motociclista profesional, Sacilotti dice que siempre le gustó explorar, descubrir nuevos rincones en este país de tamaño continental.

Aun así, la entrada a este mundo no fue un paseo. La primera vez que compitió, un campeón de motociclismo le dijo que no iba a conseguir completar ni una etapa. Ella completó esa y las siguientes.

“Para mí, más que prejuicios, son desafíos”, afirma.

Helena Deyama, piloto de un UTV (un todoterreno pequeño) de color púrpura, también se enfrentó al “no vas a conseguir llegar”, con el agravante de venir de una familia “normal”, es decir, sin galones en el mundo del motor.

“Lo primero que te dicen es que no tienes capacidad. La gran dificultad fue romper con eso, que me trataran de igual a igual”, señala esta mujer de 63 años formada en artes plásticas.

Tanto Sacilotti como Deyama han conseguido ese “respeto” ganando. La primera venció el Sertões del año pasado en su variante para mayores de 40 años, mientras que la segunda fue la primera mujer en ganar un campeonato brasileño de rally.

COSTO PERSONAL Y FINANCIERO

Aunque tiene patrocinios, Deyama pone de su bolsillo alrededor del 30 % de las decenas de miles de dólares que cuesta formar un equipo.

“Terminé dos relaciones porque decían que me gustaba más el rally que ellos, y era verdad. También decidí no tener hijos para poder dedicarme a esto”, añade, sobre el lado personal.

Ella prefiere desde hace varios años que sus copilotos sean mujeres, pese a tardar algunos minutos más en cambiar los neumáticos cuando se pinchan.

Desventajas aparte, dice que hay más “complicidad” entre mujeres para compartir cuartos y tratar ciertos temas, como la menstruación, durante los ocho días que dura la prueba.

Precisamente, con el proyecto Musa (Mujeres Unidas Sertões Adentro), Sacilotti y Deyama quieren fomentar la creación de equipos femeninos, algo que se ha logrado solo en parte.

“El número va aumentando poco a poco, pero falta que las familias apoyen”, demanda Deyama.

Sacilotti duda que se consiga un 50-50 % de participación: “Ya hay bastantes mujeres en motocross, pero el rally es otra historia. Es muy duro, muy desgastante”.

Una pareja de fans se ha acercado a la autocaravana con una bebé en brazos para saludar a la motociclista, de la que dicen estar “muy orgullosos”.

Pero cuando se les pregunta si les gustaría que su hija siguiera los pasos de Sacilotti algún día, la pareja pone cara de susto.

“La apoyaríamos, pero preferiríamos que no… es muy peligroso”, dicen.

Jon Martín Cullell

(c) Agencia EFE

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