No hay plata y ganarse el mango es el objetivo de Lucas cada día. Hay algunos mejores que otros, como este jueves que juntó más plata vendiendo libros que cuidando los autos que estacionan sobre calle La Rioja, a dos cuadras de la emblemática Plaza Colón de barrio Alberdi, en la ciudad de Córdoba.
La historia de vida del muchacho de 32 años es dura, violenta y gris. Vivió siempre en barrio San Martín, pero ahora vive donde puede, donde encuentra un lugarcito, a veces también en una plaza. Sabe bien que la libertad no tiene precio y se propuso no volver a perderla. Se lo prometió a sus tres hijos hace diez años.
Pero nunca falta el que no conoce y bardea gratuitamente. “Juzgan al libro por la tapa y no por el contenido”, reflexionó Lucas.
Es naranjita. Pero ahora también es librero. O algo parecido. “Es para darle un poco más de cultura y vida a la gente porque ya se olvidaron lo que son los libros, han perdido el valor de la lectura”, dijo, y recordó: “Mi papá me decía que el arma más poderosa que tenemos es el conocimiento”.
En realidad, Lucas es un buscavida y se gana el mango. Los que lo conocen le donan libros y él los ofrece en la calle, mientras cuida los coches de su cuadra. Para subsistir.
