Activistas de Futuro Vegetal durante una acción contra un jet privado en Ibiza.
Según han anunciado diferentes grupos ecologistas de todo el mundo, este verano se prevén varias acciones para reclamar “la prohibición de los megayates y jets privados” y, en general, para “poner fin a las emisiones de lujo”. Este fin de semana, sin ir más lejos, un grupo de activistas ha lanzado pintura contra un megayate valorado en más de 300 millones de euros propiedad de Nancy Walton Laurie, la heredera de la multinacional de supermercados Walmart. Mientras, en el otro extremo del mundo, la filántropa Abigail Disney se encerró junto a una docena de activistas en el aeropuerto privado de East Hampton, uno de los más utilizados por las ‘celebrities’, para protestar contra la contaminación de los multimillonarios.
Despilfarro de recursos
“La industria del lujo consume, contamina los recursos comunes y toda la vida que habita el planeta”
“La industria del lujo consume, contamina los recursos comunes y toda la vida que habita el planeta”, denuncian desde Futuro Vegetal tras las últimas acciones realizadas en España. Según han explicado los impulsores de estas acciones, apoyadas también desde los grupos españoles de Extinción o Rebelión, “no podemos permitir que un estilo de vida desenfrenado de una minoría imponga el caos climático al resto de la población”. “En un contexto de crisis climática, las emisiones de lujo de los megaricos son las primeras que debemos frenar. Necesitamos una reducción inmediata de emisiones si queremos evitar los peores escenarios”, comentan los activistas.
Brecha de emisiones
No es la primera vez (ni seguramente la última) que el ecologismo se centra en denunciar la ‘brecha de emisiones’ que separa a los más ricos y a los más pobres del globo. Según constata el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el 10% más rico del mundo emite más de la mitad de los gases de efecto invernadero que ahora mismo inundan el planeta, mientras que el 10% más pobre apenas aporta entre un 3 y un 5%. En sectores como la aviación, se estima que la huella del 1% más rico del planeta contribuye al 50% de las emisiones del tráfico aéreo global.
“¿Alguien más piensa que es injusto que estemos pagando para que los súper ricos contaminen?”
Mensaje simbólico
Varias voces del movimiento ecologista también denuncian que, más allá de los niveles de polución generados por la industria del lujo, uno de los grandes problemas de estos productos es el mensaje que lanzan hacia el resto de la población. Sobre todo porque “a nivel simbólico, emocional y narrativo” transmiten la idea de que “los que tienen privilegios se ríen del resto” y que “la transición ecológica puede ser percibida como injusta”, tal como explicó el ambientólogo Andreu Escrivà en declaraciones a El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, tras la polémica levantada “las emisiones de lujo” ‘celebrities’ como Kylie Jenner, Travis Scott y Taylor Swift.
Después de que el año pasado las protestas ecologistas se centraran en los museos, ahora todo apunta a que en los próximos meses los activistas se concentrarán en denunciar la huella de lujo de los ricos. En España, grupos como Futuro Vegetal y Extinción o Rebelión ya han realizado acciones contra el superlujo y, según han declarado en varios medios, no descartan seguir trabajando en esta línea. En Alemania, el colectivo ‘Last Generation’ también ha informado de que en las próximas semanas van a realizar acciones para denunciar el “despilfarro despiadado de los ricos en plena emergencia climática”.