Tras 26 temporadas al frente de Yamaha, Lin Jarvis desveló este fin de semana, en una entrevista concedida a Motorsport.com, que 2024 será su último curso como ejecutivo de mayor rango de la marca de los diapasones. Antes de cerrar este capítulo, el británico se las apañó para ampliar el contrato de Fabio Quartararo, principal pilar del proyecto, hasta finales de 2026.
Logrado el ‘sí’ del Diablo, los esfuerzos del dirigente se centran ahora en recuperar la escudería satélite a la que Yamaha renunció a finales de 2022, al no renovar con RNF, que firmó con Aprilia. En una etapa en que el análisis de los datos de las motos se ha convertido en un elemento capital para la evolución de los prototipos, disponer de solo dos unidades de la M1 en parrilla es un evidente hándicap que Jarvis intenta corregir.
No obstante, para poder concretar ese deseo tiene que convencer a uno de los equipos independientes, un obstáculo considerable si tenemos en cuenta que las únicas opciones disponibles deberían prescindir de las Ducati con las que compiten, para pasar a hacerlo con Yamaha.
Desde luego, la maniobra no parece la más brillante si tenemos en cuenta la diferencia de rendimiento que hay entre una y otra. Hasta hace algunos meses, la mayoría de indicativos invitaban a pensar que VR46 Racing Team era la estructura adecuada para esa alianza que busca la fábrica de Iwata. Especialmente, por el vínculo que hay entre Valentino Rossi y el constructor japonés, de quien todavía es imagen.
Davide Tardozzi, Team manager Ducati Team, saluda a Uccio Salucci. VR46 están muy cómodos con motos Ducati
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
“Aún soy optimista de que podamos volver a tener un equipo satélite en 2025, porque así lo queremos. Hasta dónde yo sé, VR46 y Ducati todavía no han formalizado nada. Conseguir nuestro objetivo sería la mejor noticia para el campeonato y para Yamaha”, convenía Jarvis en una charla con Motorsport.com que tuvo lugar en Austin.
A pesar de la esperanza del responsable máximo de Yamaha, la oferta que VR46 recibió desde Borgo Panigale reúne prácticamente todas las ambiciones de la ‘tribu’ de Rossi. De esta forma tan contundente lo reconocía Alessio Salucci, su director y mano derecha de ‘Il Dottore’, a quien escribe estas líneas. “Yamaha es mi segunda casa. Pero, de entrada, lo que debería ofrecernos es una moto más competitiva. La Ducati es una gran moto y su rendimiento es muy alto. Nosotros nos debemos a nuestros socios. El cambio no es fácil”, comentaba Uccio.
Con VR46 prácticamente fuera de la ecuación, el foco de Yamaha se centra ahora en tratar de reclutar a la escudería de Paolo Campinoti, y para ello jugará la baza emocional. Motorsport.com entiende que Pramac tiene hasta después del parón veraniego para ejecutar una opción que le da derecho a renovar unilateralmente con Ducati hasta 2026. De firmar, mantendría otras dos temporadas el privilegio de ser el único equipo con apoyo de fábrica de la marca italiana. Llegados a 2027 perdería esa exclusividad, y con ello, una de las dos motos oficiales –se quedaría con una–.
Dejará Paolo Campinoti, propietario de Pramac Racing, a Ducati para irse con Yamaha
Foto de: Mark Sutton / Motorsport Images
Por más dolorosa que pueda ser esa degradación, es difícil imaginarse que Pramac se plantee renunciar a su estatus actual. Ese que le permite ganar carreras y pelear por el título, y que le garantiza una visibilidad que perdería si decide unirse a Yamaha. De optar por esto último, lo más seguro es que VR46 heredara ese puesto tan cotizado hasta 2026, pasando de no tener ninguna M1 de fábrica, a dos.
En el caso de que Campinoti opte por aprovechar el momento dulce que atraviesa su escudería, Yamaha debería mirar hacia otro lado, y probablemente eso le llevaría a intentar persuadir a Gresini. Los de Faenza, paralelamente, pretenden convencer a Ducati para que les suministre una Desmosedici oficial en 2025, con la intención de emplearla como reclamo para que Marc Márquez decida quedarse.
Esa es una posibilidad que parece poco probable a estas alturas de una película en la que son muchos los que aspiran a ese trato favorable por parte del constructor que domina el Mundial, que, a su vez, busca reducir la inversión que le supone el campeonato en la medida de lo posible.
Si bien es cierto que Gresini amplió su acuerdo hasta finales de 2025, también lo es que existe una cláusula liberatoria vinculada a una indemnización. Llegados a ese punto, habría que ver si Yamaha se animaría a hacerse cargo de ese peaje con tal de volver a poner en la parrilla cuatro M1. La diferencia de potencial que se puede ver estos días en pista entre las Ducati y las Yamaha explica perfectamente el ‘overbooking’ de peticiones que tiene la primera, y la escasez de ellas que sufre la segunda.
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Una de las promesas ‘confidenciales’ que le ha hecho Yamaha a Fabio Quartararo es que en 2025 habrá equipo satélite