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Probamos el Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD, el mítico coupé que sirvió de base a Carlos Sainz

En su 5ª generación, el Toyota Celica llegó con una carrocería más aerodinámica y un motor turbo, unido a una tracción total muy eficaz. Nos ponemos al volante de un coupé rápido y cómodo que sirvió de base para la preparación del coche con el que Carlos Sainz consiguió su segundo Campeonato del Mundo de Rallies.

Con esa costumbre nipona de sustituir sus modelos cada pocos años, se presentó en el Salón de Francfort de 1989 la quinta serie del Toyota Celica. El nuevo coupé, que se ofrecía con motores multiválvula desde 1.600 cc y 105 CV hasta los 204 CV de la versión 2.0 Turbo 4WD, estaba disponible con transmisión al eje delantero o en variantes de tracción total. Incluso, en el mercado japonés podían elegirlo con dirección a las cuatro ruedas. Curiosamente, Carlos Sainz ganó en 1990 su primer Campeonato del Mundo de Rallyes con un Toyota Celica de la cuarta serie, cuando el modelo posterior se había comercializado desde el otoño de 1989.

Un coupé muy agresivo y aerodinámico

Desde el primer momento, sobresale la agresividad del frontal, con un capó dotado de una toma de aire funcional en la entrada del intercooler y sendas branquias laterales, más los faros escamoteables que emergen de la franja negra del morro, que asimismo permite la entrada de aire hacia el radiador. Además, forma parte del paragolpes la parrilla inferior, que canaliza la llegada de aire fresco dirigida al cárter y al radiador. Completan el conjunto unos antinieblas encastrados y las luces de intermitencia integradas en el parachoques.

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Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD

A su vez, cuando lo contemplamos desde cualquiera de los dos lados se aprecia el afinado perfil aerodinámico, cuyo coeficiente Cx oficial es de 0,31, por mucho que decrezca cuando los faros escamoteables permanecen encendidos. También resulta llamativo que el parabrisas tenga algo menos de inclinación que la luneta trasera, así como la escasa superficie de unas ventanillas laterales posteriores que impiden ver a las personas que viajan en el asiento trasero, ocultas tras el montante posterior. Y ya en la zaga, un alerón que integra la antena de radio y aporta una imagen claramente deportiva.

Es entonces cuando procedemos a levantar el capó y queda ante nuestros ojos un vano motor abarrotado al máximo. Presidido por el intercooler que aporta aire fresco al turbocompresor, abundan los manguitos y las canalizaciones mediante tuberías de caucho o de materiales plásticos. En cuanto al motor en sí, permanece oculto bajo el intercooler y se encuentran bien a mano tanto la varilla del nivel de aceite como la boca de llenado de dicho lubricante, al igual que los depósitos del líquido de frenos y del líquido hidráulico de la dirección asistida. Por otro lado, dos barras unidas a las torretas McPherson aumentan la solidez del monocasco.

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Así es el interior del Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD.

Nos ponemos al volante del Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD,

El ejemplar que hemos tenido ocasión de conducir recibió su matrícula española en 2001, aunque se fabricó en el otoño de 1989 y fue estrenado en París por su primer propietario. Jose, su dueño actual, lo compró en Santander, donde su anterior poseedor navarro lo dejó a reparar en un taller y se quedó allí sin que nadie acometiese dicho trabajo. Con el motor desmontado y las piezas acumuladas en una caja, Jose volvió a instalar el motor a base de estudio, trabajo y paciencia, tras haber comprobado que los pistones, bielas y demás componentes se encontraban en correcto estado. En el momento de la sesión fotográfica, el cuentakilómetros marca algo más de 111.000 km y las imágenes hablan por sí mismas de la estética llamativa que caracteriza a la carrocería de este modelo.

Accedemos a bordo y tras tomar posición en el asiento del conductor constatamos el óptimo nivel de acabado que distingue a este coche. De la misma manera, cuenta con un equipamiento considerable para su época de producción, ya que además de cierre centralizado de puertas y alzacristales eléctricos posee aire acondicionado, sistema ABS, servodirección, asientos tapizados en cuero, lavafaros, llantas de aleación y espejos retrovisores exteriores con regulación eléctrica desde el puesto de conducción. En contraste, la instrumentación dispone de un velocímetro graduado hasta 260 km/h, un cuentavueltas con una zona roja a partir de las 6.800 rpm, un termómetro del líquido refrigerante, el aforador de gasolina en el depósito y un manómetro del turbo, sin que haya ni un manómetro del aceite ni un amperímetro.

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Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD

Al mismo tiempo, en las plazas delanteras hay espacio holgado y tanto el respaldo como la banqueta tienen unos refuerzos que favorecen la sujeción en las curvas, aunque la tapicería de cuero resulta algo resbaladiza. Pasar a asiento trasero requiere agilidad después de echar hacia delante el respaldo anterior, pero en compensación se disfruta de amplitud razonable para dos adultos. Por otro lado, el respaldo trasero es abatible por mitades y permite ampliar el volumen del maletero, que con sus 292 litros de capacidad se queda un tanto ajustado para el tamaño de la carrocería.

Una vez instalado en el asiento, es fácil conseguir la postura de conducción adecuada gracias a las regulaciones en altura de la banqueta y del volante. Ya con el motor en marcha, comenzamos a rodar y se pone de manifiesto el tacto preciso, suave y rápido del mando del cambio. Sin embargo, a la planta motriz le falta carácter por mucho turbo y culata biárbol multiválvula que tenga, si bien se muestra potente, elástico y silencioso. También hay que tener en cuenta el peso considerable de este coche, que supera la tonelada y media con el conductor a bordo sin más acompañantes, pese a que los 204 CV se muestran más que sobrados para que acelere con un ímpetu poco habitual.

Gran comportamiento y extraordinaria adherencia

Iniciamos el recorrido en una carretera estrecha y con abundantes curvas, sobre cuyo buen asfalto el Toyota Celica posee un comportamiento ligeramente subvirador, fácil de controlar gracias a una dirección muy rápida, con sólo 2,5 vueltas de volante entre ambos topes. En esta zona, el eje delantero hace gala de una agilidad portentosa, mientras que el eje trasero sobrevira suavemente y ayuda a realizar el giro con mayor facilidad. La adherencia es extraordinaria y sólo en las curvas más cerradas resulta menos eficaz, debido a que la distancia entre ejes de 2,53 metros es bastante larga para negociar las “paellas” con celeridad.

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Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD

También sorprende el buen ajuste que caracteriza al habitáculo, donde reina la ausencia de ruiditos incluso en carreteras con firme irregular y abundantes baches. Igualmente son de agradecer los tarados de la suspensión, que consiguen el compromiso adecuado entre un agarre sensacional al asfalto y una comodidad satisfactoria, todo ello en compañía de un equipamiento bastante completo para su época.

A continuación, tras acceder a una autovía seguimos el itinerario previsto y esta unidad nos deleita con una aceleración prodigiosa en las marchas intermedias, superando en un abrir y cerrar de ojos los 80 km/h en segunda y llegando a 120 km/h cuando alcanzamos las 5.800 rpm en tercera. Todavía nos quedan las dos relaciones más largas, que permiten moverse a regímenes descansados en los viajes de distancia considerable, así como coronar las pendientes haciendo uso de la reserva de potencia que aportan los 204 CV. Al rodar por este tipo de vías, queda claro que este Toyota Celica de tracción total invita a cubrir largas distancias con el oportuno confort. Y además, con la seguridad de que tanto al abordar las curvas rápidas como circular sobre firmes húmedos contaremos con un bastidor y una transmisión concebidos para responder de modo preciso y eficaz.

Un deportivo para todo… y cómodo

En líneas generales, esta versión del Toyota Celica es capaz de circular con rapidez en múltiples situaciones, independientemente de que la calzada se encuentre, seca, húmeda, nevada o embarrada. Algo que es posible gracias a la caballería aportada por el motor, unida a una tracción total, que dispone de un diferencial delantero más otro central de acoplamiento viscoso y un tercer diferencial autoblocante trasero de tipo Torsen en el eje trasero, que distribuyen el reparto de la potencia en beneficio de una motricidad extraordinaria. E igualmente, su bastidor ayuda con unas suspensiones, dirección y frenos a la altura del conjunto.

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Toyota Celica 2.0 Turbo 4WD

En definitiva, estamos ante un deportivo muy bien equipado, que cuenta con unas suspensiones cómodas y goza de una excepcional adherencia sobre los más variados tipos de firme. Por si fuese poco, su imagen nos trae al recuerdo aquel año 1992, en el que Carlos Sainz y Luis Moya se alzaron como Campeones del Mundo de Rallyes por segunda vez con un Toyota Celica de esta misma generación.

Nuestra opinión: un coche campeón que venció a los Delta Integrale

Dotado de tracción a las cuatro ruedas y provisto de un motor turboalimentado de 16 válvulas y 204 CV, este Toyota Celica sirvió de base para la preparación del coche con el que Carlos Sainz consiguió en 1992 su segundo Campeonato del Mundo. De hecho, nada más verlo es fácil que nuestra memoria retorne a aquellos tiempos, cuando nuestro bicampeón y cuatro veces subcampeón que sigue aún en activo logró vencer a los Lancia Delta Integrale.

FICHA TÉCNICA TOYOTA CELICA 2.0 TURBO 4WD (1989)

  • COTIZACIÓN: 20.000 – 5.200 €
  • Motor: 4 cilindros en línea, bloque de hierro y culata de aluminio, 5 apoyos de cigüeñal y refrigeración líquida.
  • Posición: delantera transversal.
  • Diámetro x carrera: 86 x 86 mm.
  • Cilindrada: 1.998 cc.
  • Compresión: 8,8:1.
  • Distribución: doble árbol de levas en culata (correa) y 4 válvulas por cilindro.
  • Alimentación: inyección electrónica con turbocompresor e intercooler aire-aire.
  • Potencia: 204 CV a 6.000 rpm.
  • Transmisión: A las cuatro ruedas.
  • Embrague: monodisco en seco, con mando hidráulico.
  • Cambio: Manual, de 5 relaciones. 
  • Bastidor: Carrocería monocasco, de acero.
  • Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con triángulo inferior, muelles helicoidales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora.
  • Suspensión trasera: independiente, tipo McPherson, con dos brazos transversales, tirante longitudinal, muelles helicoidales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora.
  • Frenos: discos ventilados delante y macizos atrás, con servofreno y ABS.
  • Dirección: cremallera, asistida.
  • Ruedas: llantas de aleación de 15 pulgadas y neumáticos en medida 215/50 R 15.
  • Carrocería: Tipo coupé de tres puertas, obra de Toyota.
  • Batalla: 2.525 mm.
  • Vías del./tras.: 1.480/1.450 mm.
  • Largo x ancho x alto: 4.410 X 1.745 X 1.300 mm.
  • Peso en vacío: 1.460 kg.
  • Depósito combustible: 68 l.
  • Velocidad máxima: 230 km/h.
  • Aceleración 0-100 km/h: 7,9 seg.
  • Consumo medio: 9,5 l/100 km.
  • Presentación: Francfort, 1989.
  • Producción: 1989-1993.

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