Zem, así se llama el nuevo coche eléctrico que los estudiantes de la Universidad Tecnológica de Eindhoven se han sacado de la manga. Con un diseño muy deportivo, por supuesto no llegará a la producción en serie, pues su avanzada tecnología lo hace imposible hoy. Es capaz de absorber CO2, almacenarlo en un filtro y luego devolverlo mientras se recarga.
La movilidad más sostenible no tiene límites. No solo son los fabricantes los que trabajan en nuevas soluciones para concebir coches eléctricos alimentados por baterías, energía eléctrica o generarla por sí mismos gracias a la pila de combustible y el hidrógeno, sino que también los proveedores de la industria buscan alternativas. Pero también están detrás los alumnos de las universidades y escuelas especializadas en ingeniería automotriz.
La gran última novedad en materia de coches eléctricos y tecnología de la movilidad más sostenible lo ha presentado la Universidad Tecnológica de Eindhoven. Un concepto completamente nuevo que se ha basado en un deportivo de unas dimensiones muy reducidas, de solo dos plazas, y que recuerda al extinguido Smart Roadster. Su diseño es tan aerodinámico como elegante y deportivo, pero esconde mucho más allá de la carrocería: una tecnología inédita bajo la carrocería del Zem, como se llama este prototipo experimental
La inédita tecnología del Zem, al servicio de las marcas
35 estudiantes de esta universidad holandesa han sido los responsables de su creación. Un eléctrico fabricado mediante la impresión 3D con materiales sostenibles a base de desechos residuales y que, además, pueden volver a ser utilizables. El demostrador tecnológico cuenta con un motor eléctrico y una batería de las que no se conocen las especificaciones técnicas, pues esto no es lo verdaderamente importante. Pero sí su capacidad para absorber dióxido de carbono mientras rueda.
Lo hace gracias a un filtro especial que tiene esta propiedad única en el mundo, y de la que ya han presentado una solicitud de registro y propiedad de la patente. Los estudiantes han apuntado que puede capturar el CO2 presente en el ambiente mientras agota su autonomía máxima de 320 kilómetros. Aunque se desconoce la cantidad que puede almacenar, en unos 20.000 kilómetros anuales, puede absorber dos kilogramos de CO2, que después devuelve a la atmósfera ya filtrado.
Fuente: TUE