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Prueba Mercedes-Benz E 220d Cabrio: placer sensorial

Un rodar confortable y una factura magnífica resaltan en este soberbio descapotable.

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Posiblemente estás viendo (y hemos conducido) el último Clase E Cabrio de la historia. Pero no te entristezcas, porque Mercedes-Benz ha decidido ‘fundir’ este coche y el C Cabrio en el nuevo CLE, que deberíamos conocer dentro de poco. 

Mientras esa ‘fusión’ se lleva a cabo, hemos disfrutado de un descapotable soberbio por muchos motivos, principalmente por su cariz confortable, que lo hace ideal a la hora de sumar kilómetros y kilómetros sin descanso, y también por su construcción: ni un solo ‘grillo’ al pasar por baches y un interior magníficamente aislado aun a velocidades inconfesables.  

Galería: Prueba Mercedes-Benz E 220d Cabrio 2022

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Los contras del cualquier cabrio

Por supuesto, este coche tiene los inconvenientes propios de un descapotable, que no son pocos precisamente, pero que cualquier cliente asume para poder disfrutar del cielo bajo su cabeza. 

Por ejemplo, como buen coupé, las puertas pesan bastante y cuesta salir o acceder al interior si aparcamos en batería. Además, solo disponemos de dos plazas traseras, tienen los respaldos más erguidos de lo habitual y son menos espaciosas de lo que se presupone en un modelo con más de 4,8 metros de longitud. Eso sí, disponen de anclajes Isofix y un módulo central con posavasos, aunque no de asideros, como es lógico. 

Además, el maletero es pequeño, 385 litros, y puede serlo aun más, 310, con la capota guardada. Esa misma capota resta visión en diagonal hacia atrás al conductor, así que cuidado y máxima precaución en algunas incorporaciones.

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Motor sedoso y con buen rendimiento

Te prometo que a partir de aquí todo van a ser alabanzas, porque el coche las merece. Es más, creemos que esta versión de acceso a la gama, la 220d, con algún que otro extra añadido, puede ser una opción perfectamente válida para la gran mayoría de conductores. Solo los que busquen más prestaciones deberían analizar otras variantes. 

No obstante, el rendimiento es más que suficiente, fruto de un motor turbodiésel de cuatro cilindros en línea y 2,0 litros, que desarrolla 194 CV y un generoso par máximo de 400 Nm. Esta mecánica no va vinculada a un sistema de hibridación ligera (etiqueta C, por lo tanto). En concreto, el coche firma una aceleración de 0 a 100 en 7,8 segundos y una velocidad punta de 228 km/h. ¿Para qué más?

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El bloque está perfectamente aislado de la cabina, no genera ningún tipo de vibraciones y es bastante sedoso subiendo de vueltas. Además, trabaja muy bien con la transmisión automática con convertidor de par 9G-TRONIC, de nueve velocidades, que siempre hace girar al propulsor en regímenes correctos. Asimismo, dispone de modo Sport cuando seleccionamos el programa de conducción homónimo y manejo secuencial a través de levas metálicas. 

Como complemento perfecto, este dúo homologa 5,8 l/100 km de media, una cifra que nosotros hemos incrementado muy ligeramente en recorridos interurbanos hasta los 6,2 litros. Y si te digo que el depósito de combustible llega a los 66 litros, es fácil echar cuentas de la autonomía, ¿verdad? Para que luego intenten matar al diésel de forma injustificada…

Imagen deportiva

A la hora de configurar el coche, recomiendo encarecidamente la adquisición del paquete AMG Line (2.741 euros), pues incrementa el aspecto deportivo tanto fuera como dentro, y además incorpora discos perforados delanteros y ventilados traseros. De este pack, lo único que eliminaría serían las molduras cromadas que simulan salidas de escape. 

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Máximo lujo

Antes hablábamos sobre algún que otro problema de ergonomía, pero también es justo enunciar las soluciones prácticas que mejoran este ámbito. Por ejemplo, los asientos delanteros tienen reglajes eléctricos y función memoria, por lo que ellos solos se desplazan hacia adelante y dejan el hueco para acceder a las plazas traseras (basta accionar el tirador). 

Asimismo, en el maletero hay una pequeña trampilla para meter objetos alargados, como por ejemplo unos palos de golf. Y no se nos debe olvidar el brazo mecánico que acerca el cinturón de seguridad a los ocupantes de las plazas delanteras.

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Por si todo esto fuera poco, el sistema AIRSCARF aplica aire caliente directamente a la nuca, gracias a unas salidas situadas en el reposacabezas. Y la guinda al pastel es la gran protección que el coche pone al viento cuando circulamos sin capota. En este sentido, se puede viajar a 120 km/h con pocos ruidos y sin turbulencias en la cabina. 

Para los más sibaritas, es posible incluir asientos con todo tipo de masajes, con calefacción adaptativa (por diferentes zonas de la espalda y las piernas) y con regulación variable de las sujeciones laterales. ¡Soberbio!

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Cabina de altísimo nivel

La factura del interior es magnífica: como decíamos al inicio, no aparece ningún ‘crujido’ molesto. Como ya es habitual, el conductor dispone de dos pantallas dispuestas en formato panorámico, aunque se mantienen mandos convencionales para el acceso directo a los diferentes submenús y también para el climatizador. Bien pensado…

Una curiosidad es que la temperatura del climatizador pasa de grado en grado, y no de medio grado en medio grado. Asimismo, el volante tiene un aro bastante grueso y mandos hápticos (prefiero los normales), si bien no resulta difícil aclimatarse a él en poco tiempo. Delante, la sensación de amplitud es muy agradable por la ausencia del pilar central. 

Para gobernar la pantalla del sistema multimedia, disponemos de un joystick (poco recomendable), si bien debajo de él hay una ruleta central, que es la mejor opción para movernos por este monitor limitando al máximo las distracciones. Por supuesto, el accionamiento de la capota es completamente automático.  

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Para viajes interminables

Con el tren de rodaje AGILITY CONTROL, de serie, que optimiza automáticamente la amortiguación, el E 220d Cabrio filtra las irregularidades de manera soberbia, con lo que resulta cómodo a rabiar.

Pero es que además, a pesar de estar muy alejado de ofrecer sensaciones deportivas, puede pasar por curvas con rapidez, sin síntomas de sufrimiento y con ese picante que otorga la propulsión trasera. De hecho, los neumáticos traseros son más anchos que los delanteros (275 milímetros frente a 245). 

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La dirección, poco informativa y no muy rápida, está claramente configurada para largos viajes por autovías y autopistas. No obstante, no supone un punto crítico cuando trazamos giros de todo tipo. En los más cerrados, un tren trasero directriz vendría de perlas, pues incrementaría la agilidad del vehículo. 

Precio E 220d Cabrio

Una vez más, insisto en que donde más se disfruta este coche es haciendo kilómetros. La sensación de velocidad es mucho menor de la real porque el interior está perfectamente aislado de sonidos aerodinámicos con la capota puesta (tan solo surge algo de ruido, muy limitado, en la parte trasera). Sin duda, es un cabrio para la alta nobleza y, por ende, verdaderamente exclusivo.

Claro, la tarifa está acorde a esa configuración premium. Mercedes-Benz pide 78.049 euros más los extras que quieras añadir. ¿Mucho? ¿Poco? Yo lo que te aseguro es que si consideras que el disfrute no tiene precio, el desembolso estará bien realizado. 

Mercedes-Benz E 220d Cabrio

  • Motor: Diésel, 4 cilindros en línea, turboalimentado, 1.950 cm³
  • Potencia: 194 CV a 3.800 rpm
  • Par máximo: 400 Nm entre 1.600 y 2.800 rpm
  • Caja de cambios: Automática con convertidor de par 9G-TRONIC, 9 velocidades
  • 0-100 km/h: 7,8 s
  • Velocidad máxima: 228 km/h
  • Consumo: 5,8 l/100 km
  • Tracción: Trasera
  • Longitud: 4,83 m
  • Anchura: 1,86 m
  • Altura: 1,42 m
  • Peso en vacío: 1.795 kg
  • Número de asientos: 4
  • Capacidad del maletero: 385 l
  • Precio base: 78.049 euros

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