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Prueba Ford Kuga FHEV, razones no le faltan a este híbrido ECO

Nada hay más que decir sobre los SUV. Pocos argumentos quedan para seguir resistiéndose a la moda, ni siquiera al hablar de consumos. La electrificación llega a ellos para lograr olvidar a los diésel, como bien demuestra el Ford Kuga FHEV.

Si algo tienen las modas es que arrasan que son muy difíciles de evadir. No hace falta decir lo mucho que han conseguido los SUV en las dos últimas décadas. La llegada de las primeras unidades comerciales arrasó con los nichos tradicionales: berlinas, monovolúmenes y compactos han perdido cuota de mercado en favor de sus hermanos y versiones todocamino. El Ford Kuga lleva batallando en los mercados, y desde 2019 vivimos en la tercera de sus ediciones, la mejor de todas.

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El Kuga ha madurado muy bien en su última generación. Ha ganado mucha calidad

Mucho ha madurado el Kuga desde que se cruzase el charco allá por el año 2007. Ford rápidamente vio el cambio del mercado europeo y gracias a su gran bagaje en la fabricación de SUV y todoterreno respondió rápidamente a una cada vez mayor y mayor demanda. Los todocamino enganchan, principalmente, por su estética. Un diseño atrevido que ofrece no solo un punto de vista más alto, también un enfoque mas agresivo y rústico.

Para la tercera generación, Ford ha preparado un SUV compacto más suavizado y elegante que el de generaciones anteriores. Las líneas antes agresivas se han vuelto más suaves y redondeadas. El estilo se aleja del enfoque rústico y campero de la misma medida que los SUV ya no son concebidos exclusivamente para el campo. Su uso dista mucho de la tierra y el barro, y de ahí que los creativos americanos hayan optado por una solución más light.

No por ello se deja atrás lo que ha funcionado, solamente se ofrece a los clientes que realmente lo desean. Ford propone tres líneas de acabado: ST Line, ST Line X y Vignale. Con cada uno ofrece un punto de vista diferente. Desde un estilo más básico, pero campero, a un enfoque más elegante y refinado como el que otorga el acabado Vignale, que a su vez incluye el equipamiento más completo que el Ford Kuga es capaz de ofrecer, que no es poco.

En el catálogo encontramos todas esas chucherías que hoy se consideran esenciales como la instrumentación digital, el sistema multimedia con conectividad SYNC3 de última generación que incluye Android Auto y Apple CarPlay inalámbricos, faros Full LED, asistentes con nivel 2 de conducción autónoma, climatizador bizona, asientos eléctricos y calefactables, Head-Up Display, tapicería de cuero, techo solar, cámaras de aparcamiento y mucho más. De verdad que en cuanto equipamiento no le falta ni un detalle.

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Medidas muy solventes para moverse por la ciudad, pero sobre todo para salir de ella

En líneas generales hablamos de un coche muy bien hecho y que entrega una buena sensación de calidad percibida, tanto por los materiales empleados como por la fabricación y el ensamblaje de los mismos. Como siempre acostumbra Ford, todo parece hecho y pensado para durar un trato exigente y mucho tiempo. Justo lo que buscan las familias. En cuanto a espacio, el Kuga ofrece amplia habitabilidad en todas sus cotas. En la fila trasera tres adultos pueden viajar con relativa comodidad ya que el túnel de transmisión apenas perturba el espacio.

Lamentablemente la introducción de tres sillas infantiles resulta más complicado por la anchura total. Las plazas exteriores cuentan con fijaciones ISOFIX, pero la central no. Los respaldos se pueden abatir en una proporción 60:40, lo que permite jugar con el espacio en función de las necesidades. Para ello cuenta con una banqueta trasera ajustable longitudinalmente, que ayuda a reducir o a ampliar el espacio en función de las necesidades. El maletero ofrece así varios volúmenes: 581 litros con la banqueta desplazada hacia adelante, 411 litros desplazada hacia detrás y 1.481 litros que se obtienen al tirar por completo los respaldos posteriores.

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Plazas traseras espaciosas y cómodas para que tres adultos vayan cómodamente

Para esta generación, adelantándose a la tendencia del mercado, Ford ha reducido la oferta diésel, aunque todavía queda una única versión con 120 caballos. El resto de la gama se apoya en versiones de gasolina con diferentes grados de electrificación: MHEV, FHEV y PHEV. En nuestro caso hemos optado por la solución intermedia, el híbrido convencional (FHEV) con etiqueta ECO. Una opción muy interesante.

Al volante del Ford Kuga FHEV

El bloque principal es un motor de gasolina de cuatro cilindros de inyección directa y 2.488 centímetros cúbicos de cilindrada. Por sí solo desarrolla 152 caballos de potencia y 200 Nm de par motor. Acoplado a él se encuentra un motor eléctrico con 125 caballos y 230 Nm de par. Una batería de iones de litio de 1,1 kWh de capacidad, instalada en la parte trasera, permite ofrecer autonomías eléctricas variadas. Todo ello gestionado por un cambio automático de variador continuo.

Con 16 cms de altura libre, el Kuga no es especialmente campero a pesar de su tracción total no permanente

No se puede especificar una autonomía eléctrica definida porque esta depende de varios factores. Agresividad, carga de la batería, recorrido… Por norma general el Kuga va a tratar de circular el máximo tiempo posible en formato eléctrico, aproximadamente un cuarto del kilometraje total. Si el uso es más urbano el porcentaje crecerá, en autopista o a alta velocidad bajará. Hay varios modos que nos permiten alterar el carácter o la forma en la que se combinan los motores: Eco, Normal y Sport para el uso convencional y Snow y Allroad para cuando salimos del asfalto.

Lo mejor de todo es dejar que el coche se autoregule porque lo hace de maravilla. Él solo va jugando con los motores para tratar de ser siempre lo más eficiente posible, algo que logra con bastante soltura. Durante nuestra semana de pruebas las medias de consumo han oscilado entre los 4,3 y los 7,8 litros. Como ya hemos dicho, cuanto más agresivos seamos y cuanto más exigente sea la ruta, peor porque el motor eléctrico apenas va a poder aportar su empuje extra. Calcula que la media de consumo rondará los 6,2 litros. Un dato que no está nada mal teniendo en cuenta los 190 caballos de potencia que ofrece como máximo.

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Interior bien acabado con materiales de buena calidad y agradables al tacto

La parte eléctrica no sólo ayuda a reducir los consumos, también está ahí para dar pequeñas inyecciones de rendimiento. El motor no tiene un turbo, pero este queda compensado por la presencia del motor eléctrico. La batería nunca llega a agotarse por completo, y ese pequeño remanente perenne permite insuflar vida apoyar al motor térmico en aceleraciones o recuperaciones. Sin él estaríamos bastante condenados porque la falta de un turbo.

No estamos hablando del coche más potente o prestacional de Ford, pero para el uso que se le presupone, el KUGA FHEV rinde bastante bien. Se siente cómodo en diferentes entornos, tanto en ciudad, donde puede aprovechar al máximo su parte eléctrica, como en autopistas y viajes largos donde el consumo crecerá pero sin perder prestaciones. El único inconveniente es el refinamiento del motor térmico. Circular en eléctrico es una gozada, no hay apenas ruido, pero es encenderse el motor de gasolina y reducir la agradable experiencia. Le falta algo de refinamiento.

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La pantalla multimedia se queda algo pequeña para el estándar, pero cumple muy bien

Tampoco es un SUV especialmente dinámico, ni se le presupone. El cliente que busca el híbrido lo busca por dos razones: consumo y etiqueta. Si bien el consumo es muy correcto, la etiqueta ECO se muestra especialmente ventajosa a la hora de adentrarse en las cada vez más complicadas ciudades. Dos argumentos de venta importantes que cada vez valoran más compradores. Ahora bien, ¿qué pide Ford por un Kuga FHEV? La oferta varía entre los 35.377 euros del acabado ST Line y los 38.217 euros del Vignale. No se puede decir que sea barato, pero viendo los precios actuales, tampoco resulta excesivamente caro.

Como vehículo para el campo dista mucho de ser el mejor de la marca o la categoría. Los SUV raramente se alejan del frío asfalto y las pocas salidas que hacen se limitan a terrenos fáciles. En el caso del Kuga con tracción total, el programa se centra en mejorar la seguridad y el agarre en vías complicadas y en escenarios de tiempo cambiante. Los modos offroad limitan la respuesta del motor, pero al calzar de serie neumáticos de verano, el efecto queda parcialmente mitigado. Para andar bien por el campo ya están disponibles el Ford Bronco o el Ford Ranger, dos auténticos fuera de serie.

Conclusiones

Ford lleva muchos, muchos años fabricando SUV y todocaminos y esa experiencia se nota. El Ford Kuga es uno de los mejores de su categoría por lo mucho que ofrece con un coste muy equilibrado. Pocas pegas se le pueden poner, más allá del refinamiento del motor de gasolina, el carácter todoterreno o el volumen mínimo del maletero. Son muchas más cosas las positivas: consumos, calidad, equipamiento y, sobre todo, habitabilidad. Todas las razones que satisfacen a los compradores y que le hacen valedor de una media de notable.

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El Kuga híbrido responde muy bien en la mayoría de los escenarios

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