Era un homenaje al GT40 que nunca llegó a hacerse realidad.
En enero de 1995, en el Salón del Automóvil de Detroit, Ford Motor Company desveló un impresionante prototipo de superdeportivo, el Ford GT90, que como su propio nombre indica, tomó inspiración de un mito de la compañía, el Ford GT40 de los años 60, que se enfrentó a Ferrari y cosechó grandes éxitos en las 24 Horas de Le Mans.
Galería: Ford GT90 concept (1995)
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Carrocería de fibra de carbono
A nivel estético, estrenó lo que la marca denominó la filosofía de diseño ‘Edge’, con formas angulosas y triángulos en diversos elementos, en la que se basaron productos posteriores como el Ford Ka y el Ford Cougar, por ejemplo. El modelo fue decorado en colores blanco y azul brillantes (llantas o interior, por ejemplo) y lucía una curiosa cúpula de cristal tintado y laminado para el habitáculo.
407 km/h de punta
El motor se creó utilizando componentes de dos motores V8 de Lincoln, aunque se eliminaron los dos últimos cilindros de uno de los bloques y los dos primeros del otro. Una vez soldados ambos bloques, se llegó a un V12 a 90 grados, con un diámetro de 90,2 milímetros y una carrera de 77,3.
El habitáculo de este GT90, de color azul oscuro y tapizado en ante y cuero, parecía inspirado en la cabina de una aeronave, con una consola central de fibra de carbono, diversas molduras de aluminio pulido, palanca de cambios con el mecanismo a la vista o una instrumentación específica, diseñada a medida y retroiluminada (también en azul).
Tras su debut, el prototipo de Ford recorrió eventos de medio mundo, desde salones del automóvil hasta citas como el Goodwood Festival of Speed o concentraciones de modelos Ford. Aunque la marca lo conservó en perfecto estado de revista, finalmente acabó siendo subastado en el año 2010 para acabar en manos de un coleccionista privado.
