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Porsche Cayenne Cabrio, la historia del SUV descapotable que nunca vio la luz

Que Porsche ha explorado diferentes segmentos y carrocerías de nicho es innegable. La firma alemana se ha atrevido con todo lo que se la ha puesto por delante, otra cosa ha sido su final. Un nuevo secreto descubre las intenciones que tuvo para un Porsche Cayenne Cabrio a principios del 2000.

Sabemos que las marcas de coches exploran todas las posibilidades para desmarcarse y distinguirse de la competencia. Porsche es uno de los fabricantes que más invierte en estudios internos, aunque luego después no se materialicen. Hace años que exploró la opción de lanzar un compacto deportivo, un modelo que habría sorprendido y puesto patas arriba al segmento, algo que descartó por su elevado precio y que prefirió ocupar con el 718 Cayman.

La firma se atrevió con el Cayenne, un modelo considerado un producto muy ilegítimo pero que, lejos de hacer caso a puristas y demás, fue con todo adelante saliéndose con la suya y con una jugada perfecta que suma miles de unidades. Lo que no sabíamos, y han desclasificado ahora que se cumplen dos décadas del lanzamiento del SUV deportivo, es que la marca alemana exploró un Porsche Cayenne Cabrio basado en la primera generación de 2002.

porsche cayenne cabrio, la historia del suv descapotable que nunca vio la luz

la zaga del prototipo del Porsche Cayenne Cabrio muestra dos propuestas de diseño

Prototipo del Porsche Cayenne Cabrio 2002

Vaya por delante que los descapotables son modelos de nicho de por sí y para clientes muy caprichosos, mucho más en un todoterreno, que no un SUV como el primer Cayenne. Diferencias hay entre ambos conceptos, y la primera generación era un todoterreno capaz de superar los obstáculos más complicados incluyendo hasta una caja reductora.

El departamento encargado del desarrollo del Cayenne propuso no solo una variante convencional, sino tres más: un coupé, una variante alargada 200 milímetros para albergar 7 plazas y un Cabrio. El primero se ha guardado en un cajón hasta la tercera generación, el segundo se descartó y el tercero estuvo encima de la mesa de los responsables de la marca durante largo tiempo. El justo para que los diseñadores crearan la pertinente maqueta a escala real. Un «PFM», como lo llaman en Porsche, que no tiene funcionalidad de conducción.

Sin embargo, lo que era un reto de producción se convirtió en una odisea, pues el hecho de quitar el panel del techo obligaba a una serie de refuerzos muy importantes: en los pilares A que, además, se veían retrasados y más inclinados, además de aumentar en 200 milímetros el tamaño de las puertas al eliminar las traseras. Otro gran problema fue el techo de lona, objeto de discusión si una simple lona enrollable y de montaje -y desmontaje- manual o un sistema basculante con forma de «Z», al estilo del 911

«Un SUV descapotable es un desafío en términos estéticos. El SUV siempre tiene una carrocería grande y pesada, y combinar esto con un techo de lona pequeño, termina en cosas extrañas», dice el nuevo jefe de diseño Michael Mauer.

Y sin en esto no se pusieron de acuerdo, menos aún en el diseño, pues una de las claves era una personalidad diferenciada comparado con el modelo de producción y más familiar. Los estilistas sugirieron dos propuestas del área trasera, con las luces posteriores más altas o más bajas. Por supuesto, ninguna llegó a buen puerto. Y aunque el Range Rover Evoque Cabrio y el Nissan Murano CrossCabrio sí se vendieron en Europa, y en Estados Unidos, el éxito logrado por el Cayenne en su primera generación, que arrasó, compensó con creces el hecho de no ser la primera marca Premium del mundo con un SUV Cabrio.

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