Opel ha querido hacer un guiño a sus deportivos clásicos GSi con la incorporación en el catálogo de las nuevas versiones GSe que, por ejemplo, ya hemos visto en la nueva generación del Astra. Con ellas pretende ofrecer a sus clientes la deportividad que muchos de ellos siguen demandando hoy en día, pero adaptada a las necesidades actuales relacionadas con la eficiencia y la sostenibilidad. El primer GSe causó furor en el prototipo Manta Elektromod, y dado ese buen recibimiento la marca ha decidido sacarle tajada comercial. El último de los modelos en añadir las letras de la diversión es el nuevo Opel Grandland GSe.
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Mecánicamente, el SUV compacto alemán adopta la configuración del ya de por sí prestacional Grandland Hybrid4. Es decir, tenemos un motor de gasolina 1.6 turbo de 200 CV al que se asocian dos motores eléctricos (uno en cada eje) para rendir un máximo de 300 CV de potencia y 520 Nm de par. Por supuesto, la caja de cambios es automática del tipo convertidor de par con ocho relaciones. El sistema de propulsión lo completa una batería enchufable de 13,2 kWh de capacidad que homologa una autonomía en modo eléctrico de unos 60 km. En materia de prestaciones, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos y alcanzar los 235 km/h de velocidad punta (135 km/h en cero emisiones.)
Ajustes propios GSe
Nuevo Opel Grandland GSe exterior
No obstante, el Grandland GSe va más allá y para enfatizar su carácter dinámico hace gala de una puesta a punto específica y exclusiva en dirección y chasis. De hecho, en su esquema delantero de tipo McPherson hay cabida para unos amortiguadores y muelles Koni FSD (Frequency Selective Damping) que permiten diferentes características de amortiguación enfocadas tanto al dinamismo como al confort.
