Quienes gustan de los refranes suelen decir que sobre gustos no hay nada escrito, pero no puedo reprimir el impulso de empezar hablando sobre la estética de este Maserati MC20 Cielo, que me ha cautivado desde el primer momento. Y algo debe tener de especial porque en nuestro recorrido de pruebas de más de cien kilómetros, hemos visto caras de admiración en muchas de las personas que encontramos en el camino.
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Hasta algunos de los conductores con los que nos cruzamos hacían sonar las bocinas; al principio pensé que algo no estaba bien en mi conducción o en el vehículo, pero al cabo de unos cuantos pitidos comprendí que no eran más que un signo de admiración, el mismo que mostraban los viandantes de los pueblos que atravesamos.
Sus líneas, que tienen esa mezcla contradictoria de agresividad y armonía, se veían realzadas en esta unidad que nos cedieron, pintada con el color “Acquamarina” elegido para su lanzamiento y que cambia sorprendentemente de tonalidad dependiendo de cómo le dé el sol. En comparación con la versión coupé, en este cabriolet se ha transformado la parte central trasera para incorporar una gran tapa con dos cúpulas que nacen a partir de los reposacabezas, se prolongan hacia atrás y llevan grabado entre ambas un enorme logotipo de la marca. Este capó se levanta para guardar la capota rígida de cristal de una sola pieza.
El techo está hecho con un cristal líquido de polímeros dispersos con una sofisticada tecnología electrocromatica. Gracias a ella, al aplicar una corriente eléctrica podemos pasar de una configuración opaca a otra transparente. La maniobra de colocarlo o recogerlo dura apenas doce segundos y se puede realizar en marcha a velocidades de hasta 50 km/h.
Estilo italiano
El interior es otra muestra de buen gusto y exquisitos acabados, donde cuero y Alcantara se combinan en los tapizados de los asientos, puertas y salpicadero, para ofrecer un tacto y una estética impecables. Como no podía ser de otro modo, la digitalización domina la tecnología de ese habitáculo, con un cuadro de instrumentos configurable y un sistema de información y entretenimiento con modernas soluciones de conectividad.
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Para este último se utiliza una pantalla táctil de 10,25 pulgadas en la zona central que, en lugar de ir integrada en el conjunto de la consola, sobresale como si fuera una tablet colocada independientemente. La solución, adoptada también por otros fabricantes, rompe el perfecto equilibrio del interior, aunque según el director de diseño de Maserati, Klaus Busse, se ha hecho así para que el conductor pueda manipularla sin necesidad de mover ni un milímetro la espalda del respaldo (¿?).
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Técnicamente, esta variante descapotable es básicamente igual que el modelo con carrocería cerrada, salvo en algunos puntos del chasis de fibra de carbono que se han reforzado para compensar la pérdida de rigidez torsional que supone la ausencia de un techo fijo. El peso de esta versión se incrementa en 65 kilogramos en comparación con el del coupé, para quedar en unos 1.560 kg, una cifra bastante razonable en un vehículo de estas características.
Motor sin hibridación
También utilizan el mismo motor Nettuno, un V6 colocado entre el habitáculo y el eje trasero, con doble turbocompresor, tres litros de cilindrada y 630 caballos de potencia. Manda la fuerza al eje trasero y tiene un sonido y un rendimiento tan extraordinarios que casi nos hace olvidar a los famosos V8 de Ferrari que tanto tiempo ha estaba usando Maserati en algunos de sus modelos.
Nuestro pequeño recorrido de prueba no fue el ideal para experimentar todo el potencial del coche, porque había bastante tráfico en la mayor parte de la ruta y, en los pocos kilómetros que estaban despejados de una carretera con curvas rápidas, el asfalto demasiado húmedo frenó la ansiedad que genera un vehículo como este por pisar a fondo. Aun así, las primeras impresiones ya nos dieron una pista suficiente de lo que puede ser capaz de hacer este deportivo de altas prestaciones.
Los cinco modos de conducción, combinados con tres niveles de dureza de la suspensión, permiten desde el uso placentero y sin brusquedades hasta un pilotaje más exigente y efectivo si queremos sacar la quintaesencia de este Maserati. Si elegimos la opción GT y ponemos la posición automática en el cambio de doble embrague y ocho velocidades, el MC20 Cielo se deslizará con suavidad sobre el asfalto. A menos que pisemos con energía el acelerador, pasará de una marcha a otra a muy pocas revoluciones y sin que se note nada, lo que también supone un gran beneficio para el consumo.
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Vuela bajo
Si, por el contrario, nos decantamos por el modo Corsa, habrá que preparar los cinco sentidos porque todo sucederá muy deprisa y con un sonido embriagador si tenemos la osadía de apretar a fondo el pedal derecho. El coche es rápido, estable, con una dirección precisa y cuenta con frenos muy potentes, por lo menos en el caso de la unidad que probamos que estaba equipada con la opción de discos carbonocerámicos. Es cierto que, al principio, el tacto del freno es algo blando en la primera parte del recorrido del pedal y que en un uso deportivo se agradece más la dureza. Sin embargo, esto también permite dosificar mejor la frenada cuando no queremos apurar tanto. En cualquier caso, si hay que parar en pocos metros podemos contar con ello.
El precio en España del Maserati MC20 Cielo es de 300.500 euros, es decir, 35.000 más que su hermano con carrocería coupé. A partir de ahí, existen infinidad de extras para que cada propietario pueda personalizar el coche de acuerdo a su gusto y pagar por el capricho hasta el límite que considere oportuno.
