Su llegada a Europa está prevista para el año que viene.
- Galería: Lucid Air 2022, prueba
- Un repaso a los números
- Un interior muy espacioso
- Potencia de cuatro cifras
- Un comienzo prometedor
Hoy es un día muy importante para Lucid Motors. Una soleada mañana de domingo de otoño, en la que por fin arrancan las entregas a una docena de clientes del esperado eléctrico Air 2022. Tengo unos preciados minutos para charlar con el CEO de la compañía, Peter Rawlison, pero finalmente, entre todo el tumulto, acabamos hablando de… relojes.
Los relojes de alta gama no son un tema habitual entre los CEO del mundo del automóvil durante un día de lanzamiento. Pero podríamos discutir sobre si el señor Rawlinson es el CEO típico. Este antiguo ingeniero de Tesla, de 63 años, ha tomado un rumbo muy diferente al de su antiguo empleador, y el primer coche de su empresa destaca precisamente por su novedoso enfoque.
Galería: Lucid Air 2022, prueba
Un repaso a los números
El Air Dream Edition es un tope de gama en el sentido estricto de la expresión. Si bien la familia para Estados Unidos arranca en 74.400 dólares (unos 66.000 euros), este buque insignia entregado a los primeros 12 clientes alcanza los 169.000 dólares (150.000 euros) y ofrece una impresionante potencia de 1.127 CV y una autonomía de 837 kilómetros, la mayor de cualquier eléctrico del mercado.
Toda la gama Lucid cuenta con sistemas de propulsión de doble motor, desde la versión Pure de acceso, con 487 CV, hasta la variante de altas prestaciones Dream Edition. En función de la versión elegida y de la combinación de llantas y neumáticos, la autonomía en el ciclo EPA estadounidense se mueve entre los 653 y los citados 837 kilómetros. Además, Lucid promete una capacidad de carga a un máximo de 300 kW, lo que permite recuperar cerca de 500 kilómetros de autonomía en unos 20 minutos.
Como en cualquier coche eléctrico, el hecho de que las baterías vayan montadas en el suelo del vehículo facilita un gran espacio interior, pero en este caso, además, permite contar con el maletero delantero (‘frunk’) más grande del mercado -de momento-, con 201 litros de capacidad. Por su parte, el maletero trasero ofrece un volumen de carga de 456 litros, aunque cabe apuntar que la boca de carga es enorme.
Un interior muy espacioso
Una vez te montas en el Lucid Air, de repente la conversación sobre relojes parece tener todo el sentido. Si bien competidores como el Tesla Model S o el Mercedes-Benz EQS ofrecen un espacio también repleto de pantallas, el salpicadero y la consola del Air suman un total de 34 pulgadas de displays, con muy pocos botones físicos.
En el centro de la parte alta de la consola hay un mando estilo rodillo (de funcionamiento similar a la rueda de un ratón) que, según Rawlinson, “debería tener el tacto preciso y mecánico de un reloj suizo”. ¿Qué significa esto exactamente? Él mismo explica que buscan “consistencia en el tacto en cada paso del rodillo, durante todo el giro”, es decir, esa inexplicable sensación de calidad que sientes al operar un Rolex o un Patek Philippe.
Pero el Air es mucho más que botones de accionamiento perfecto, empezando por los elegantes acabados del interior, que además se siente sorprendentemente espacioso. Un gigantesco parabrisas se extiende por encima de los asientos delanteros, lo que permite una vista panorámica vertical desde el asfalto hasta el cielo. El techo de cristal también facilita una gran sensación de amplitud, al hacer el interior muy luminoso.
Como los parasoles no tienen un marco de parabrisas al que ir anclados, están directamente fijados en el propio parabrisas, ‘flotando’ sobre el cielo. Este diseño requiere una pequeña pila para alimentar las luces de cortesía integradas en el interior de los parasoles, que se ha de sustituir cada tres años, pero dado lo simple y elegante del diseño, es una complicación menor.
El resto de superficies del habitáculo gozan de un aspecto limpio y contemporáneo. Lucid promete para más adelante una alternativa de cuero PurLuxe, aunque ahora están disponibles cuero Nappa y una opción más ‘ecofriendly’, de lana de alpaca, así como molduras decorativas de madera sostenible de eucalipto, nogal o roble.
Como la mayoría de eléctricos modernos, el Lucid Air sabe cuándo estás dentro del vehículo y listo para arrancar, por lo que prescinde del clásico botón de arranque, ya que lo hace de forma automática. Los modos de conducción se ajustan a través de la pantalla táctil central, pero algunas funciones como el peso de la dirección o la entrega de potencia no se pueden ajustar al gusto. No obstante, dejar pulsado el botón de los modos de conducción es un atajo que da acceso a cambiar el nivel de recuperación de energía entre alto y bajo.
Potencia de cuatro cifras
Conduciendo el Air de manera tranquila y relajada, no sabrías que bajo el pie derecho tienes una potencia de cuatro dígitos, ya que la entrega de potencia es suave y predecible. No obstante, si aprietas el pedal del acelerador, el Air se catapulta hacia delante con un ímpetu instantáneo. La sensación de velocidad sin el sonido y la furia de un motor de combustión interna se está convirtiendo en una experiencia familiar, pero en cualquier caso excitante, aunque carente de teatralidad.
El Air más potente puede acelerar sus más de 2,2 toneladas de peso hasta 100 km/h en alrededor de 2,5 segundos, y pasar de 100 a 200 km/h en menos de 5,0 segundos. Es decir, cifras de superdeportivo, bajo la carrocería de un lujoso sedán de cinco plazas.
Mis intentos de capturar esa sensación de velocidad pasaron por pedir a mi pasajero que grabara la aceleración desde parado, pero las fuerzas G resultantes fueron lo suficientemente bruscas como para que se le cayera el teléfono de las manos. Dos veces. Aunque no pudimos repetir en más ocasiones aceleraciones hasta 160 km/h (con escolta policial, por supuesto), la arquitectura de 900 voltios del Lucid debería permitir un uso repetido de su capacidad de aceleración, sin una notable pérdida en cuanto a entrega de potencia.
El comportamiento dinámico es, en general, muy bueno, aunque un incidente en el que frenamos bruscamente reveló un largo recorrido del pedal y una posterior gran fuerza de frenada. Lucid achaca esto al hecho de que se trata de un coche de preproducción, y en los modelos de producción se han cambiado algunos componentes y también el software.
Ya en carreteras secundarias del centro de California, el Air demostró ser un compañero de baile muy capaz, a pesar de su tamaño. Lógicamente no tiene el dinamismo de un Lotus, pero hay suficiente tacto en la dirección como para aventurarse a circular a velocidades que harían sonrojar a la mayoría de berlinas, y más aún a cualquiera de las alimentadas por electrones.
Si dejas el coche en modo Eco, el comportamiento es suave y blando; cuando pasas a Sport, el Air se endurece, pero tampoco a un nivel que convierta la marcha en demasiado firme. Al pisarle, el EV se lanza al horizonte y afronta curvas sin quejarse, pero cuando te relajas, asume el papel de un coche para viajar: silencioso y placentero para recorrer kilómetros.
Un comienzo prometedor
Algunas de las peculiaridades de nuestro ejemplar de preproducción demuestran los retos a los que se han enfrentado los ingenieros de Lucid a la hora de poner en carretera los primeros coches para clientes, pero a pesar de todo, la fabricación ya está en marcha y los primeros compradores están recibiendo sus Air, lo que demuestra que la marca de Casa Grande, en Arizona, se encuentra lista y operativa.
Si todo sale de acuerdo a lo previsto, para finales de este mismo año se abrirán 22 concesionarios Lucid en Estados Unidos, y esperan entregar unos 20.000 coches. La marca anunció también su intención de aterrizar en Europa en 2022, aunque de momento no hay muchos más detalles al respecto.
Como cualquier perfeccionista, Rawlinson sigue creyendo que hay trabajo por delante: “Ahora está muy bien (el coche), pero no está al nivel todavía”. En todo caso, esta búsqueda de mejoras continuas es algo positivo para un fabricante de coches eléctricos con un futuro prometedor por delante.
