El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entre el consejero delegado de Grupo Volkswagen, Oliver Blume, y el presidente de SEAT, Wayne Griffiths, este martes.
Oliver Blume ha ido a Moncloa acompañado del presidente de Seat, Wayne Griffiths. Por parte del Gobierno, además de Sánchez, estaba presente la ministra de Industria, Reyes Maroto, máxima responsable del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico. El encuentro era algo más que una primera toma de contacto entre ambos, por el calendario al que se enfrenta tanto la industria de la automoción europea como España, que presidirá en el segundo semestre la Presidencia europea.
Ese segundo punto es determinante para el SOS lanzado por Blume. La industria considera que España puede liderar las conversaciones para rebajar las pretensiones de la normativa publicada en noviembre por la Comisión Europea. Aunque entrará en vigor en 2025, los fabricantes consideran exagerados sus requisitos (rebajar los NOx del diésel al mismo nivel que los de la gasolina) y endurece los objetivos tanto para camiones como para autobuses. En resumen, las marcas aseguran que les pondrá muy difícil rentabilizar las inversiones en el desarrollo de nuevos motores, puesto que ya está decidido que en la Unión Europea quede prohibida la comercialización de turismos con motores de combustión a partir de 2035.
Durante la reunión también se ha tratado el PERTE, del que apenas se asignó el 28% de los recursos, por lo que se trabaja en lanzar en los dos próximos meses una segunda convocatoria, además de otra línea de ayudas que permita gastar los 2.000 millones de euros que quedan pendientes. Asimismo, los directivos de grupo Volkswagen han emplazado a tomar las medidas necesarias para acelerar la implantación de puntos de recarga.