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"El coche fantástico" (Knight Rider) cumple 40 años

Algunas tecnologías que son actuales (o van a serlo pronto) fueron anticipadas por una de las mejores series de televisión de los 80. El 26 de septiembre de 1982 la NBC hizo historia con la emisión del episodio piloto en TV.

Todo comenzó con una idea muy simple, hacer una reinterpretación moderna de «El llanero solitario» (1949-1957) con un justiciero que tuviese la ayuda de un coche que podía hablar. En el episodio piloto vemos la transformación de Michael Long en Michael Knight tras sobrevivir a graves heridas de uno de los «malos», gracias a la Fundación de la Ley y el Orden. Recibió una nueva identidad tras simular su muerte.

La organización le devolvió su 1982 Pontiac Firebird Trans Am, debidamente modificado, para dotarle de inteligencia artificial, sensores múltiples, síntesis de voz, capacidad de conducción autónoma total, un blindaje ultrarresistente o una motorización soberbia para la época. Fue un derroche de imaginación que sorprendió al propio personaje cuando fue consciente de lo que había cambiado su coche.

Michael Knight se convirtió en un defensor de los inocentes, los indefensos y los débiles dentro en un mundo de criminales que operan al margen de la ley

Este coche, inmortalizado como KITT, se basaba en un modelo que acababa de salir al mercado. General Motors inicialmente fue reticente con usar sus coches para una serie de televisión, pero acabó dando su brazo a torcer hasta venderlos a la productora a razón de un dólar cada uno. Y durante el rodaje hubo que reemplazar varias malogradas unidades en saltos o acrobacias.

El despliegue tecnológico del que hacía alarde el coche era algo más que ciencia ficción en 1982, iba más allá de lo fácilmente imaginable. La audiencia de la época (y en las sucesivas reposiciones) alucinó en colores con la instrumentación digital y pantallas de televisión en el salpicadero. Hasta tenía volante tipo yoke, como algunos Tesla, Toyota o Lexus.

KITT podía mantener una conversación fluida tanto con Michael Knight como con otras personas con las que interactuaba. Es más, Knight podía comunicarse por el coche con un dispositivo que hoy denominaríamos smartwatch o pulsera deportiva, que nos pueden permitir hablar a Alexa o a Siri, pero no termina de ser lo mismo.

Asimismo, el coche podía tomar decisiones por su cuenta, como acudir al rescate de Knight o de quien hiciese falta, así como realizar acrobacias tales como ir a dos ruedas (de lado), pegar saltos imposibles e incluso amortiguar el impacto de una bomba con el blindaje de sus bajos. Era algo absolutamente impresionante y varias generaciones damos fe de ello.

Nos tragamos efectos especiales muy artesanales y burdos cuando no había pausas en los televisores

El característico escáner de luces rojas del frontal fue un homenaje a una serie de 1978 y a uno de sus personajes, «Battlestar Galactica», con la que compartió productor: Glen Larson. También se reutilizó un efecto de sonido cuando Michael Knight hacía uso de la función «Turbo-Boost».

La serie se mantuvo en antena cuatro temporadas, desde septiembre de 1982 hasta abril de 1986, paralizando todo el trabajo que estaba en camino para su continuación. Hubo leves cambios en KITT a lo largo de las cuatro temporadas, y a buen seguro los más fans de la serie las conocen de carrerilla.

En total hubo 90 episodios y su banda sonora a base de sintetizadores analógicos se hizo inolvidable

Desde luego para General Motors la publicidad de su nuevo Pontiac fue impagable y se convirtió en un coche de culto, hasta el punto de que hay gente que se ha dejado auténticas fortunas en tener una réplica bien hecha de KITT, tanto por fuera como por dentro, algo que lleva también mucha paciencia y dolorosas importaciones aduaneras desde EEUU.

De vuelta a 2022, no todo lo que anticipó la serie se ha convertido en realidad. La conducción autónoma, por ejemplo, sigue muy lejos de un Nivel 5 en el que un coche puede ir solito del punto A al punto B sin intervención humana alguna. La inteligencia artificial sigue siendo muy acotada y desde luego carente de toma autónoma de decisiones.

Lo de usar hidrógeno como combustible es algo que suceder, ha sucedido, pero ni mucho menos es lo habitual. En aquella época no terminaba de ser algo de ciencia ficción porque ya existían prototipos con motor adaptado para funcionar con hidrógeno -no eran pilas de combustible-, sirva de ejemplo un Chevrolet conducido por Jack Nicholson en 1978.

Las pantallas y las instrumentaciones digitales ya son más habituales, así como la función «Turbo-Boost» de algunos coches eléctricos de gran potencia, pero hay que recordar que no saltan (y si lo hacen, se destrozan). Quizás, en parte, la serie inspiró a muchos niños que acabaron trabajando en la industria del automóvil y convirtiendo la visión de Glen Larson en realidad. Su mérito tiene por haberlo visto tan pronto.

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