¿Todos los coches marcados como siniestros totales y de baja definitiva en tráfico acaban en desguaces? No siempre. En ocasiones, el destino de los vehículos son subastadores que envían a través de contenedores a terceros países. Y allí siguen dando servicio, pese a las deficiencias.
En el mundo desarrollado, en ocasiones hay coches que son apartados del sistema por, supuestamente, no ser aptos para seguir circulando. Puede ser el caso de coches afectados por inclemencias climatológicas graves, accidentes leves o defectos de conformidad en la inspección técnica difíciles de solucionar…
… siempre y cuando usemos el baremo de los precios de la mano de obra que tributa sus impuestos, tiene cotizaciones sociales, y se cumplen unos mínimos requisitos ambientales y legales. Dicho de otra forma, son coches que no merece la pena arreglar en un país desarrollado.
Recientemente, Scott recibió una «postal digital» de su amigo turkmenistaní, porque había llegado a su taller un Lexus RX 350 con apenas un año, menos de 10.000 kilómetros, que necesitaba una reparación. Para Oraz fue significativo que ese coche llevase una pegatina de la inspección técnica de Nueva Jersey. Y no es el primer coche de origen americano que le llega con algún problemilla.
No fue muy difícil encontrar su origen. Tirando del hilo, resulta que ese vehículo había sido dañado por el huracán Ida en septiembre del año pasado. Como resultó inundado, la aseguradora lo dio por siniestro total e indemnizó al dueño, y el coche se suponía que acabaría en un desguace, pues dejó de ser apto para circular.
Para los que vivimos en el mundo desarrollado algunas cosas no son tan fáciles de entender como en el que está en vías de desarrollo. Con una mano de obra muy barata, los coches que en Occidente damos por siniestros totales o no aptos para circular acaban volviendo a la carretera, o lo que se considere carretera por allá.
Obviamente, no se trata de lo más seguro del mundo. Por ejemplo, un coche que ha ido en un buque de transporte Ro-Ro y que ha sufrido daños en el transporte, como acumulación de agua salada, se le detona el airbag y se manda supuestamente a desguace. Pues puede acabar en el tercer mundo tan ricamente, solo que sin airbag.
Alguien pensará que la solución a este problema de exportación de «chatarra Premium» puede solucionarse con certificados de destrucción, pero ¿acaso no se pueden falsificar? No hay que ser tan ingenuos. Para los occidentales es un tema que nos interesa poco o nada, deja de ser un problema para nosotros, a menos que se vuelvan a poner en circulación coches siniestrados de forma fraudulenta.
Si los desperdicios que metemos en el circuito del reciclaje pueden acabar en el tercer mundo, ¿por qué no los coches que hemos dado como inservibles? Pues resulta que parecen tener utilidad, aunque sea a costa de carecer de airbag, de tener unos cuantos gremlins electrónicos, o de que las carrocerías tengan graves vulnerabilidades estructurales por un golpe o la corrosión.
Sí, son coches menos seguros, aunque modernos, pero siempre hay que pensar en cuál es la alternativa en esos países. Sus parques circulantes son, por lo general, de peor calidad. La diferencia de precio merece la pena abordar el arreglo total o parcial, sobre todo con mano de obra barata y sin todo aquello que exigen nuestras autoridades. A muchas personas les sirven.
Fuente: Planet Money / NPR