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Cadillac recupera a su Diosa con este detalle del nuevo Celestiq

La firma norteamericana recupera un símbolo de sus comienzos, cuya historia recuerda inevitablemente a Rolls-Royce.

Cadillac recupera a su Diosa con este detalle del nuevo Celestiq Cadillac


    Cuando Cadillac presentó el Celestiq, quiso dejar claro que este modelo no se limitaría a esperar una mera réplica de su eterna rival Lincoln, o siquiera de las premium europeas como Mercedes-Benz. No. El Celestiq apunta más alto, directo a codearse con la mismísima Rolls-Royce.

    Pero para plantar cara a tan elitista firma no basta con ser lujoso. Hay, también, que demostrar lo mucho que cuidas tus tradiciones. Por ello, la firma norteamericana ha aprovechado para acompañar este singular modelo con el símbolo que los hizo excepcionales en sus comienzos, allá por los años veinte y treinta: la figura de ‘The Goddess’ (‘La Diosa’)

    La ‘otra’ musa del lujo

    En aquel tiempo pretérito en que el radiador de un coche componía todo su frontal, cerrarlo con un simple tapón de latón parecía aburrido. Sobre todo si el automóvil en cuestión era grande y lujoso, en definitiva tan opulento como pudiera serlo su propietario.

    En respuesta a esa demanda surgieron mil y un accesorios sustitutivos, llegando algunos a alcanzar una cierta fama como el indicador ‘Moto-Meter’ de temperatura del agua (ya que aún no existía como instrumento en el interior) o las ‘mascotas’. Estas últimas solían ser representaciones con carácter mitológico, bien de animales o de entidades místicas como por ejemplo la ‘Victoria de Samotracia’ o el afamado ‘Espíritu del Éxtasis’ de Rolls-Royce.

    Cadillac recupera a su Diosa con este detalle del nuevo Celestiq Cadillac

    En el caso de Cadillac William N. Schnell daría forma a su propia ‘Diosa’, la cual apareció por primera vez adornando los V16 de 1930. La intención de la obra era, como recuerda ahora la marca, “representar su insuperable suavidad y potencia, unida a su perfecto equilibrio y armonía de movimiento”.

    Su presencia sobrevivió al estallido de la Segunda Guerra Mundial, convirtiéndose en un emblema común de toda la gama durante la década de los cincuenta. Sus últimas apariciones regulares tendrían lugar ya en 1956, siendo el Eldorado Brougham de 1959 el último en portarla sobre su capó.

    Cadillac recupera a su Diosa con este detalle del nuevo Celestiq Cadillac

    63 años después el Celestiq toma el relevo de sus antepasados, alojando a esta diosa del lujo americano en detalles como el mando central de su sistema multimedia o, más disimuladamente, en una plaquita inserta en el espacio de una de las puertas. Espacios quizá demasiado humildes para su ‘divinidad’, pero que sin duda nos recuerdan que este sedán eléctrico no es para todos los públicos.

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